jueves, 24 de septiembre de 2009


x Fesal Chain

Desde mi artículo, la crisis de los democráticos y pasando también por aquel de la izquierda de viejo cuño, han pasado muchas cosas. Los análisis de coyuntura siempre sufren el terrible destino de su falta de actualidad, como los diarios de los domingos arrumbados. Pero bueno, para reactualizarse sólo basta hacer análisis nuevos con los nuevos elementos. Siempre respetando el hilo conductor por el que nos movemos.

Hoy la izquierda esta realineada. El MAS de Navarro, que es un conglomerado, que por su origen y por las reiteradas declaraciones de su ex candidato, fue siempre y ahora se desnuda plenamente como una apuesta liberal socialdemócrata, finalmente volvió a su origen, a Enríquez Ominami, que bien sabemos es una opción claramente liberal socialdemócrata o una reactualización de aquellos concertacionistas díscolos. No es menor tampoco, que la ex candidata Pamela Jiles, vaya en lista parlamentaria del MAS, ya que su viraje hacia Navarro finalmente la ubicó en las filas de Enríquez Ominami.

Por otra parte Arrate, de quien escribí un artículo hace muy poco, se levanta como un opción clásica de la izquierda histórica, por sus contenidos claramente antineoliberales y antisistema político, al menos habló en el debate presidencial de un "sistema político podrido" y además mencionó el problema mapuche, sin embargo los partidos que lo levantan lo han ninguneado sistemáticamente, han realizado un pacto parlamentario con la propia concertación y han llamado a votar por Frei en la segunda vuelta.

De esta manera la izquierda liberal socialdemócrata esta alineada en pleno con Enríquez Ominami y con un pacto parlamentario propio en el caso de los marquistas y en alianza con el PRI de Zaldívar en el caso de los Navarristas; la izquierda histórica con Arrate, pero en pacto parlamentario con la concertación. La concertación va dividida, Enríquez Ominami no es más que una fuga concertacionista comandada por Carlos Ominami, una concertación díscola; la derecha va unida con un candidato que al menos en el debate se vio débil y con muy pocos argumentos en su discusión con Frei, quien prometió más de lo mismo, es decir la burguesía tiene dos pésimos candidatos.

Se han levantado voces diciendo que la verdadera apuesta de izquierda es Arrate. Eso es cierto a medias. Es verdad, en tanto el candidato individualmente muestra una vocación y realiza declaraciones más críticas al conjunto del sistema político y económico levantado por la derecha y la concertación, sin embargo en el debate fue muchísimo menos opositor que Enríquez Ominami y sobretodo no fue capaz, por una cuestión estructural, de mostrar a la izquierda histórica como sí lo hizo Hirsch en el pasado, como una alternativa a la concertación. Es falso, en la medida que los partidos políticos que lo amparan han hecho un pacto parlamentario con la propia concertación.

Si es tan cierto que Arrate efectivamente es la opción de izquierda, tendrá que desmarcarse de un llamado a votar por Frei o por Enríquez Ominami en la segunda vuelta. Si no lo hace, cavará su propia tumba política (como opción autónoma de construcción de poder), la de los Socialistas Allendistas y del proyecto de Frente Amplio que comienzan a levantar como alternativa a la derecha y la concertación díscola o no.

Lo que hoy esta sucediendo, más allá de la crisis de la izquierda en su conjunto, es que primero, todos los sectores de la izquierda sin excepción o son depositarios de la herencia política y cultural concertacionista (Enríquez Ominami, Navarro, Arrate, los tres son ex socialistas, diputados, senadores y/o ministros de la concertación) o actualmente los que no provienen de ella: (PC-IC, Nueva Izquierda y Pamela Jiles) están subsumidos en estrategias electorales que hacen alianza con la concertación o con exconcertacionistas.

Así, la izquierda representada por Navarro, Arrate-Jiles, que tuvo la oportunidad de construir una unidad estratégica, se ve dividida, no logró de ninguna manera construir fuerza social y política autónoma de la concertación o de quienes pertenecieron a ella y quedó con una baja credibilidad en el electorado y en la ciudadanía en general.

Segundo, hoy la batalla se configura en el avance o no de Enríquez Ominami por sobre Frei, si el primero logra el 25% en primera vuelta, pasará a competir con el candidato de la derecha el sillón presidencial. La gran pregunta para la izquierda histórica que podrá quedar huérfana de candidato, sin Frei en la segunda vuelta es si llamará a votar por Enríquez Ominami o se volcará a reconstruirse como fuerza política y social con autonomía. Esto puede llegar a ser posible si además la izquierda histórica no logra obtener cupos parlamentarios, lo que es muy probable.

A mi modo de ver, este escenario no puede ser peor para la izquierda histórica, para la izquierda en general y para todos los sectores opositores a la concertación o a su continuidad marquista, con nuevos rostros y una política socialdemócrata liberal reactualizada. Sin embargo se abre una oportunidad, una brecha en que es posible reconstituirse a partir del probable 3,5 a 5% que logrará aglutinar Arrate.

Y esto es, que el propio Arrate ordene las huestes del Podemos y a las bases huérfanas de Navarro y Jiles y haga ver a los dirigentes comunistas que su apuesta ha fracasado de antemano, que llame a votar nulo en segunda vuelta, sea Frei o Enríquez Ominami el candidato, y se vuelque con su propio movimiento aliado a la cultura comunista no socialdemócrata, tanto al interior o fuera del PC a reconstruir tejido social y fuerza política en los territorios sociales y políticos populares más descontentos, en lucha directa contra la estrategia popular UDI.

Si Arrate durante los pocos meses que quedan de período de campaña, muestra algún signo de lo anterior, es posible que logre reagrupar a las bases del MAS, a los sectores de base del mundo díscolo PS-PC y recupere también votación comunista que hasta hoy vota nulo, pero por sobre todo y más allá de la lucha electoral logre reconstruir un discurso y un hacer propiamente de izquierda, allendista, rebelde y popular con una apuesta de amplia reforma al sistema actual, que a la larga y especialmente bajo un gobierno de derecha, aglutine a la izquierda, en un proyecto genuino y autónomo de la lucha interburguesa.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Qué cómodo se ha convertido el ser de izquierda hoy



x Fesal Chain

Quiero aclarar una cuestión muy importante para mí y para los lectores de mis artículos, si he dedicado muchísima energía intelectual a analizar a la izquierda chilena, a criticarla y tomar cierta distancia en estos últimos años, al menos en lo que respecta a una militancia más activa, es por una cuestión clave y crítica.

La crisis de los distintos sectores, culturas, sensibilidades y partidos de la izquierda chilena, llega a tal nivel, que tomar una posición cerradamente seguidista, al menos para mí, es una irresponsabilidad teórica, un facilismo analítico, y una deslealtad con mis creencias y con mi manera de vivir.

A mi juicio, para un escritor, militar o participar demasiado alegremente en alguna opción de la izquierda, se puede transformar en una anulación de su capacidad crítica, con aquellos y aquellas que más nos importan, con los que querríamos avanzar hacia un objetivo preciso y claro.

Hecha esta aclaración y observando las distintas candidaturas de la izquierda, sus organizaciones y operaciones políticas, me resuena un tema, una preocupación no menor. Qué cómodo se ha convertido el ser de izquierda hoy en Chile. Especialmente cuando ser de izquierda no reviste ningún peligro o amenaza para nadie. O cuando ser de izquierda tampoco reviste un riesgo para uno mismo, es decir cuando no significa una diferencia sustancial en el modo de vida con respecto a otras culturas, sensibilidades e ideologías.

Cada cual vive como puede y desea, toma las oportunidades que le parecen válidas y desarrolla sus intereses en conformidad a sus creencias, valores y modos de entender y transformar el mundo. No hay signo de totalitarismo ni dogmatismo en mi reflexión. Creo en la diversidad de actos y opiniones y que las personas puedan aportar desde sus capacidades a las distintas causas y objetivos colectivos, especialmente cuando estos se refieren a la obtención de grados crecientes de justicia social, igualdad y libertad.

Y tampoco creo que ser de izquierda es una definición ni personal, ni meramente subjetiva, ni menos desde la teoría pura o desde la escritura. Dicho de otro modo, no soy yo el llamado, ni nadie en particular a definir lo que es ser de izquierda o a normar de manera rígida los actos y pensamientos de los demás. Nada más lejos de mis intenciones.

Pero resulta que hoy ser de izquierda, a lo sumo significará para la gran mayoría, remitirse a una tradición, a ciertos liderazgos históricos, a una estética, a una comunidad. Cuestiones importantes, necesarias, pero al parecer no suficientes.

¿Por qué no suficientes? Porque si hay algo que probablemente defina a la izquierda en Chile y en el mundo, más allá de cuestiones programáticas, es la capacidad de seducir y avanzar con las grandes mayorías. A lo largo de la historia de la humanidad, los grandes procesos de cambio, las revoluciones han sido de masas y de masas no meramente convencidas de una ideología, sino justamente seducidas por el discurso y sobretodo por los actos éticos, valientes y comprometidos de dirigentes y líderes. Y no actos cualquiera, ni cualquier discurso, sino aquellos que apuntan a romper con el estado de inmovilidad y conservadurismo de la sociedad, de injusticias, desigualdades y dominaciones, pero fundamentalmente desde el convivir, desde el hacerse parte de los sufrimientos, necesidades y sueños de las mayorías. Las alturas nunca han sido el espacio privilegiado de las izquierdas, sino el mundo real, social, popular, el de las personas, grupos y clases dominadas, en el territorio social y físico que habitan y que de alguna manera les pertenece. Lo he dicho en otros artículos, el primigenio significado de la com-pasión cristiana. Entrar en la pasión del otro, reír con el que ríe y llorar con el que llora. Nadie puede estar com-pasionado desde las alturas, sino al lado del otro. Como nos dice Sergio Ortega en el Pueblo Unido “Y tú vendrás/Marchando junto a mí/Y así verás/Tu canto y tu bandera florecer…”.

Pero también es cierto que la izquierda accede al poder del estado y que se van formando en la historia de este poder, grupos dirigenciales, funcionarios y burócratas que en un comienzo convivían y provenían algunos del pueblo mismo. Y que en la medida que van pasando los años, cumpliéndose o no ciertos logros, se van convirtiendo en castas, que se superponen muchas veces a las mismas organizaciones políticas y a las organizaciones populares. Van viviendo distinto, mejor que las mayorías y van obteniendo privilegios y prebendas.

Y si estos grupos dirigenciales, no valoraron suficientemente en sus inicios, la convivencia social y territorial con el pueblo, el hacerse parte de los sufrimientos, necesidades y sueños de aquellas mayorías, su divorcio a lo largo del tiempo, será mayor y más dramático que si hubiesen persistido en anular esta tendencia.

Hoy ser de izquierda y a eso voy, no necesariamente es un modo de vida. Es más bien, un discurso y una agitación y propaganda de ciertos lugares comunes de la ideología, de una estética y de una moda.

Es por eso que la izquierda ha perdido credibilidad, ya los funcionarios, burócratas y miembros privilegiados de los partidos, la clase política y sus maquinarias, no son creíbles. Los intelectuales y artistas, que se apegan a dichas máquinas grandes o pequeñas del poder político también han perdido credibilidad. Como en una gran pantalla gigante, el pueblo pobre y el pueblo trabajador que vive en las comunas populares y periféricas, los ve como actores de una película extranjera, en que ellos, los pobres y los trabajadores, no participan ni de extras.

Muchas veces no se explica ese pueblo, de qué viven los militantes a tiempo completo, sino trabajan en los mismos trabajos que ellos y se les ve una y otra vez en la pura actividad política o en los medios de comunicación. Muchas veces el mismo pueblo al que se le pide el voto o una lealtad a toda prueba, no entiende realmente y comienza a sospechar, cuando ve a los políticos de la izquierda, a los intelectuales y artistas muy ligados al poder estatal o rondándolo y siendo siempre los mismos durante décadas, una especie de gerontocracia del cambio.

Y también el pueblo sospecha, cuando los que ayer eran sus pares y vecinos, al dedicarse a la política de izquierda, comienzan a cambiarse de barrio, de amistades y redes sociales y a poner a sus hijos en colegios particulares y a ir a restaurantes del barrio alto a conversar y discutir con la clase media alta de izquierda, sobre aquel mismo pueblo al que algunos pertenecían y que ya no visitan más, a excepción cuando van a ver sus padres, que aún viven en la misma población pobre, de hace 40 o 30 años.

Por eso es explicable que la izquierda no obtenga más del 5% o 10% en las elecciones, no es culpa totalmente del sistema binominal o de la dictadura o de tener una ideología rígida.

Las personas observan una distancia entre el decir y el hacer de la izquierda, entre los principios y valores que levanta y el modo de vida de las personas y dirigentes de la izquierda. Y a la vez observan un desmedido afán de poder de los partidos y sus militantes, de un acercamiento excesivo al estado y una distancia enorme respecto a lo local, lo comunal, lo territorial y lo social. Se ve a los políticos de la izquierda y también a los militantes y simpatizantes que pertenecen a los grupos sociales y clases más favorecidas “bajar” a las comunas populares, solamente para las elecciones. Allí se llenan las ferias libres de candidatos, cartelones, actividades culturales, eventos y promesas. Pasan las elecciones y la izquierda dirigencial y sus cuadros y funcionarios brillan por su ausencia en las actividades cotidianas que el mismo pueblo organiza y realiza durante el año.

Porque también hay que decirlo y no como un ejercicio de distribución de culpas, sino como constatación de una realidad. En una sociedad de clases aún los partidos de izquierda y entre ellos los partidos de la clase obrera, viven y sufren en su seno la división de clases, hay militantes y seguidores de distintos grupos y clases sociales en los partidos de la izquierda. Y esa diferencia, que no es meramente una distinción territorial, sino de capital financiero y capital cultural adquirido y heredado, se nota y se expresa en la división social del trabajo partidario. Esto que digo es un tema muy específico y acaso pertenece a la teoría del partido y de cómo es posible superar o disminuir al máximo esta brecha. Puesto que vivimos en una sociedad de clases todas las organizaciones, instituciones y agrupaciones expresan la sociedad completa en su particular modo.

Para no caer en temas demasiado sociológicos, al menos una respuesta a todo lo anterior sigue y seguirá siendo, romper radicalmente la distancia entre el decir y el hacer de la izquierda, entre los principios y valores que levanta y el modo de vida de las personas, militantes, simpatizantes y dirigentes de esa izquierda. Retomar el convivir, el hacerse parte de los sufrimientos, necesidades y sueños de las mayorías. Hacer carne el principio fundante de entrar en la pasión del otro, reír con el que ríe y llorar con el que llora. Retornar a los territorios sociales y físicos del mundo popular y volver acaso no meramente a cantar el Pueblo Unido, sino que tratar en nuestra cotidianidad de vivirlo y hacerlo real, modificándolo también: Que resuene en nuestros corazones y en nuestras bocas el nuevo verso: “Y yo vendré/Marchando junto a ti/Y así veremos/Nuestro canto y nuestra bandera florecer…”.

sábado, 19 de septiembre de 2009

EN DEFENSA DE JORGE ARRATE


x Fesal Chain

No soy partidario de la candidatura de Jorge Arrate y en realidad de ninguna candidatura hoy. En lo sustancial no estoy de acuerdo con las candidaturas de la izquierda hoy, no tanto por los principios, valores, ideas y programas que levantan los partidos, ni tampoco por la calidad de sus candidatos. Sino por los fenómenos erráticos de operación política estratégica y táctica de estas fuerzas. Las razones están suficientemente explicadas en mis artículos para G80, Colectivo Luis Emilio Recabarren, Izquierda Chilena y el Blog de Hernán Montecinos entre otros.

Sin embargo creo de plena justicia, más allá de mis diferencias y de lo que considero su responsabilidad en la creación e implementación de una izquierda liberal en el pasado, defender a Jorge Arrate como figura actual, en un aspecto fundamental, en lo que concierne a su candidatura por el pacto PC-IC-Socialistas Allendistas y otras agrupaciones de la izquierda histórica.

Escuché con detención el discurso de Arrate en su proclamación realizada por la Asamblea de Izquierda, el 2 de mayo del 2009, él dice: “Compañeros y compañeras. Soy un allendista de toda la vida y de todo momento, y llego aquí con modestia, con una vida política con aciertos y equivocaciones y a ponerme a disposición de ustedes, sin haber hecho ninguna exigencia…”

Arrate es un hombre inteligente, sabe y lo reconoce de una manera sutil, que su giro hacia la renovación socialista, fue un error al extremar probablemente esos principios y que es co-responsable de que la concertación sea un bloque político meramente administrador de capitalismo financiero, del neoliberalismo. Pero Jorge Arrate es un hombre de la tradición de la izquierda y es capaz de reconocer equivocaciones.

También dice en su proclamación: “Somos los herederos de un Recabarren que pueblo a pueblo, que de oficina salitrera a oficina salitrera y sin grandes expectativas y sin horizontes de victoria construyó una fuerza tremenda que ha permanecido en la memoria y en la realidad de Chile. Somos herederos de Allende que entregó su vida, somos herederos de tantos mártires que creyendo en lo que creemos, que creyendo en el socialismo como la sociedad buena, como la sociedad justa, como la sociedad equitativa entregaron su vida, su libertad y perdieron el derecho a vivir en la patria, perdieron su trabajo y fueron perseguidos...”

Se sitúa en la historia, pero además recalca una cuestión que a estas alturas de la campaña y de la política de la izquierda es central: el esfuerzo de hombres como Recabarren (…) “que de oficina salitrera a oficina salitrera y sin grandes expectativas y sin horizontes de victoria construyó una fuerza tremenda que ha permanecido en la memoria y en la realidad de Chile…” Arrate reafirma en dicho discurso que más vale construir una fuerza social con dedicación, de a poco y sin el inmediatismo de resultados, que apuntar a una estrategia distinta, triunfalista, mediática o de acuerdos desesperados para visibilizar la propia propuesta o mantenerse existentes.

Al respecto, en mi Carta a Pamela Jiles yo le planteaba: “un slogan como se le viene a decir ahora, no importa tanto como tu caminata diaria en los territorios de la pobreza y del proletariado rural y urbano que con otro nombre hoy, forma el cuerpo social mayoritario de la patria, como Lafferte con su bastón de madera y su chaquetón de obrero, como Gladys en los meandros de cada barrio, casi callada, casi embozada su figura y clandestina, como Neruda en cada sede social y sindical, como Allende con su camisa arremangada y su alegría y como Víctor y la Violeta, arropados de chilenidad campesina y humilde, inteligente y seductora...”. Apuntando a la necesaria y ardua tarea de comenzar a construir nuevamente como en el año 1900 o en el 1912, las nuevas representaciones de la izquierda chilena.

Finalmente Arrate nos dice: “Nosotros no tenemos enemigos en la izquierda, no hay enemigos para nosotros en la izquierda, en la izquierda sólo tenemos amigos con los que podemos estar en desacuerdo. Nuestros enemigos están en la derecha y en el conformismo de la Concertación y debemos conmover a ese pueblo que ha votado por la Concertación para decirle no! ¡No se siga sometiendo a la ley del mal menor, no se siga sometiendo a la ley del voto útil. Aquí estamos nosotros, somos la opción de izquierda!”

Es claro que su mensaje apunta a nuestras debilidades: una izquierda en la que nos hemos acostumbrado a descalificarnos y no construir unidad y a cometer errores estratégicos. Una izquierda que se ha movido pendularmente entre participar y apoyar a la concertación como mal menor, en vez de construir autonomía política y social, aunque los refractarios seamos hoy una ínfima minoría.

Los conceptos que Jorge Arrate defendió en su discurso de proclamación, como aquellos de la precandidata Jiles, son los elementos que efectivamente construyen la esencia y la fuerza de la izquierda.

¿Y si bien yo mismo soy crítico de la estrategia y táctica de la izquierda histórica y del pasado político de Arrate, por qué se llama este artículo: “En defensa de Jorge Arrate”?

Por que a mi juicio, durante los primeros meses de esta campaña, Arrate, quien avanza sobre sus limitaciones, equivocaciones y lo que considera las fortalezas de la izquierda, ha estado preso de las características más negativas de los conglomerados que él pretende representar y de una cultura de izquierda en franca descomposición y crisis:

Qué paradoja entre lo afirmado por él, de que el pueblo chileno “No se siga sometiendo a la ley del mal menor, no se siga sometiendo a la ley del voto útil…” y lo afirmado por Guillermo Teillier y Claudina Núñez con su apoyo a Frei como candidato estratégico de la izquierda histórica. Ese solo hecho político pone en una disyuntiva enorme, no sólo el discurso de Arrate sino el verdadero sentido de su candidatura y de sus planteamientos y pensé en algún momento, de su continuidad. No fue así, al menos públicamente no se exteriorizo la crisis.

Hoy que escribo este artículo, la concertación como gobierno lo deja afuera de la Parada Militar que celebra las Glorias del Ejército. La misma concertación que a través del Partido Comunista y la IC, ha realizado un pacto parlamentario con la izquierda histórica. Qué paradoja se genera a su vez entre este pacto y el necesario respeto que debe haber entre aliados y la exclusión del candidato Arrate de un evento nacional organizado por el propio gobierno concertacionista.

Lo preocupante de estos signos, es que uno vislumbra que Jorge Arrate, como figura política al menos autocrítica, que ha dado un giro hacia la izquierda histórica, está, por decirlo de alguna manera, entre la espada y la pared. Víctima de sus propios aliados estratégicos que le dan un valor extremadamente relativo y menor a su candidatura, en el sentido de que esta vale en la medida que aúna electores para la segunda vuelta. (En política eso no se hace. Uno va con todas las fuerzas y esperanzas a competir y a defender sus principios, valores ideas, programa y a quien los representa). Y por otra parte, víctima de aquellos que hoy hacen alianzas políticas desde la concertación, que no trepidan en ningunearlo para los actos públicos, incluso dejando de respetar el espíritu de la ley suficientemente explicado por el Contralor General de la República.

Yo defiendo a Arrate como también apoye a Pamela Jiles en su intencionalidad de emplazarse como una candidatura consecuentemente de izquierda y de al menos tratar de avanzar sobre los propios errores y limitaciones políticas. Pero desgraciadamente hoy ambos nadan en aguas turbias, en aguas tempestuosas para sus propios valores, intenciones y acciones.

Esa es la realidad de la izquierda histórica hoy, una maremágnum de equivocaciones políticas gruesas, de faltas de respeto y de intolerancia a la diferencia y a la discusión de ideas. Espero como simple sujeto con opinión política, que esta crisis acabe pronto, que aquellos diseñadores del equívoco y de la ambigüedad aún con los propios, comiencen a dejarle a otros, con mayor claridad y principios, las responsabilidades políticas y la comandancia de los sueños populares hoy pospuestos por ellos mismos.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Respuesta a los artículos del Señor Manuel Loyola con respecto a mi artículo “La traición histórica de los dirigentes comunistas”.


X Fesal Chain


En primer lugar, agradezco realmente esta tribuna (G80) en la que se puede discutir de temas políticos de tanto interés para los militantes del partido comunista, para sus amigos y para todos quienes de alguna u otra manera les preocupa y les interesa la historia y la relación del partido con las fuerzas sociales de avanzada, con el movimiento de masas.

Ojalá hubiera sido posible dar este debate seriamente en el seno del partido, pero algunos hemos tenido que buscar y ganarnos otras tribunas, para en nombre de muchos y muchas plantear nuestras discrepancias.

El Sr. Loyola dice en su respuesta a mí artículo: “Fesal Chain resume bien una serie de dificultades que afectan a diversos simpatizantes o militantes comunistas o no comunistas que en el momento ven mal el acuerdo del Juntos Podemos con la Concertación.

En estricto rigor no resumo dificultades de simpatizantes y militantes del PC, sino que muestro el desarrollo del proceso de cambio de Políticas del Partido desde la Rebelión Popular de Masas, pasando a la Revolución Democrática hasta llegar la Política de Acuerdos y Apoyo a la Concertación, si se puede denominar así.
En segundo lugar no planteo una lógica moralista: traición, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua no es sino, en su primera acepción (Del lat. traditĭo, -ōnis): 1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
Cuando afirmó en el título, que los actuales dirigentes del partido han traicionado la historia del partido, me refiero simplemente que han quebrantado la fidelidad o lealtad a un principio fundamental de la política histórica del partido, que es que “por primera vez, independientemente de las Políticas estratégicas y que las consideremos válidas o no: (Vía Chilena, Rebelión Popular de Masas o Revolución Democrática), el partido comunista de Chile abandona la construcción de fuerza social y de autonomía política y programática de la izquierda, rompiendo con su tradición histórica y vocación de poder. Por primera vez en la historia del PC chileno desde 1912, se prioriza una alianza política con fuerzas antagónicas, desde un aparato del estado que no dirige…”

El resumen de mi artículo realizado por el Sr. Loyola de que “la apuesta electoral convenida con la Concertación es un error y que nada bueno resultará de ella pues proviene del espurio pacto de la traición, es decir, aún en el hipotético caso que se obtuvieran dos o más diputados por el JPM esto, al emanar de la traición, no tendría ningún valor” es absolutamente antojadizo.
Jamás he afirmado tal cosa. Lo que digo es que al observar que los acuerdos electorales se anulan a sí mismos, porque realmente no apuntan a obtener el logro tan agitado por los propios dirigentes de romper la excusión del partido en el escenario institucional de la democracia, uno puede concluir que estos acuerdos son más bien una justificación de una nueva alianza política estratégica, en suma de conformar un nuevo bloque hegemónico por los cambios juntos a las fuerzas concertacionistas de las que ayer nos declarábamos opositores, es decir, se configura un evidente giro gramsciano de derecha.

Finalmente en su primer artículo, el Sr. Loyola dice: “Chain debería proponerse averiguar con seriedad sociológica lo qué ha pasado en el PC en los últimos 4 años, una vez desaparecida Gladys”. A eso se refieren la totalidad de mis artículos en G80, especialmente los siguientes:
Respuesta a Fidel Castro a propósito de su artículo: Encuentro con la Presidenta de Chile Michelle Bachelet; La filosofía, la sociología y la izquierda burocrática-funcionaria; La derrota de la omisión; El derrumbe de la concertación y los comunistas en La Moneda; El por qué estamos en una coyuntura crítica, entre otros.

Invito al Sr. Loyola a leerlos y a observar la rigurosidad sociológica de ellos.

No voy a resumir estos artículos en el presente, pero apuntan a describir “lo qué ha pasado en el PC en los últimos 4 años, una vez desaparecida Gladys”, es decir, como la dirigencia de relevo de Gladys Marín ha dado un giro a la política del partido expresada por la Secretaria general. Pero eso no sería realmente un problema si fuera un giro táctico, ya que todos los comunistas o la gran mayoría estuvimos de acuerdo, por ejemplo, en el planteamiento de las condiciones de satisfacción de 5 puntos que los propios dirigentes exigieron a la concertación para votar en segunda vuelta por Michelle Bachelet.

En lo que nunca estuvimos de acuerdo muchos, fue que esto se transformara crecientemente en inoperancia electoral y a la vez que este giro “táctico” dejara de sostenerse en una Política estratégica de acumulación de fuerza social, de masas, entre los trabajadores, de construcción de un Programa antineoliberal y de ser seguir siendo oposición en los hechos a la concertación.
No bastaba y no basta establecer acuerdos y condiciones que nos permitan, por un parte hacernos valer y respetar en el mundo institucional del sistema de partidos y a su vez elegir representantes, si aquello, muy mal llevado, es una camisa de fuerza para continuar luchando contra la dominación democrática liberal expresada hoy por la concertación y formar efectivamente un bloque social y político por los cambios del sistema neoliberal y de la Constitución pinochetista.

Porque estaremos de acuerdo sociológicamente hablando, que las palabras, los discursos y las declaraciones son una cosa y los hechos son otras, por mucho que las primeras quieran configurar las segundas. Se habla de la lucha contra la exclusión y de que seguimos siendo oposición, o de la necesaria capacidad de interlocución de los comunistas en el sistema político, en su integración. Sin embargo hoy el término de la exclusión y la integración del partido y la cultura comunista se ha traducido en que los dirigentes comunistas van en lista parlamentaria dentro de la concertación y llaman a votar por candidatos de la concertación incluidos el presidencial, que no es sino, en la práctica apoyar el programa y las políticas de la concertación vía sus candidatos. Este camino realmente es una manera muy antojadiza de ser oposición y mantener, insisto, las políticas esenciales y estratégicas e históricas del partido.

Finalmente en el segundo artículo el Sr. Loyola dice en un último párrafo: “(que) Chain y seguramente varios más no sigan prisioneros de expresiones inconsistentes y circulares.
Como no hay moralismo pero sí ética en mis artículos (quien dice que las Ciencias Sociales deban carecer de ella), y análisis sociológico, tampoco hay inconsistencia y circularidad. Retomando el básico Diccionario de la RAE:

Según esta, consistencia. (De consistente). En su primera acepción es 1. f. Duración, estabilidad, solidez. Y con respecto al concepto de circularidad se refiere en su cuarta acepción a 4. adj. Dicho de un razonamiento o de una definición: Que relaciona dos elementos que se explican recíprocamente.

Mis argumentos son sólidos en tanto se refieren a hechos concretos, a resultados de los cuales extraigo ciertas conclusiones, estás últimas con las cuales el Sr. Loyola o cualquiera, todos los comunistas incluidos podrán estar o no de acuerdo, pero que se refieren a hechos concretos reales, al respecto, no puede haber discusión.

El giro de la política de Revolución Democrática del partido es un hecho político que se ha ido configurando desde el Documento de los 5 puntos de condición de apoyo a Michelle Bachelet, pasando por el Pacto por Omisión y la firma de un documento denominado "A veinte años del NO a Pinochet hay que reconstruir la esperanza", firmado por un sinnúmero de personeros de la concertación y dirigentes del Partido Comunista de Chile con fecha 7 de Octubre del 2008, hasta el actual pacto parlamentario y de apoyo a candidatos parlamentarios y Presidencial de la propia Concertación.

Finalmente el análisis al que se refiere el Sr. Loyola como la totalidad de los análisis anteriores, no son tautológicos, puesto que no relaciona fenómenos que se explican recíprocamente, El resumen del Sr. Loyola de mi articulo, sí realiza esa tautología, no el artículo mismo.

Porque diciéndolo de otro modo, la traición histórica no tiene relación con tener o no una política electoral, sino que se relaciona con que justificándose en una política electoral los dirigentes del partido han realizado un cambio estratégico de la política y posición del partido respecto a la concertación, al modelo económico y político que administra y al significado de su dominación.
Como le contesto al Sr. Iván Caro a propósito de su comentario de mi artículo en el Blog del Sr. Hernán Montecinos “…analizo la lucha electoral legítima de los comunistas como un operación fallida y tan mal hecha , que a mi juicio esconde la verdadera estrategia de sus dirigentes que es la de establecer un alianza política o un nuevo bloque hegemónico con la concertación,” al costo que fuere, incluido tener una oposición interna a la que no se le ha permitido disentir de ningún modo, grupos de militantes que se han retirado del partido y un sinnúmero de comités comunistas en la base y con fuerza comunal de militantes y no militantes activos, que no reconocen esta política errada.

Y sumado a estos costos internos, entregarle en bandeja a la derecha su rol opositor, al menos en el ámbito político y mostrarle al conjunto del pueblo que los comunistas no somos opositores a la Concertación, sino aliados estratégicos y que nos contentamos con un maquillaje socialdemócrata del sistema de dominación y que entonces no somos alternativa a nada. Frente a esto, un pueblo cansado de la mediocridad, corrupción y populismo concertacionista, votará derecha y será responsabilidad de la propia concertación y de los dirigentes comunistas actuales. Por que ese es el peligro de sostener una política errada y no otro.

Más nos valdría a los comunistas, militantes actualmente o no, dedicarnos a la construcción de una fuerza social, y he aquí la tesis que deberían sostener todos los disidentes a esta política errada, debemos reactualizar la Revolución democrática, equidistantes de una izquierda radicalizada o revolucionarista abstracta, como así también de una izquierda socialdemócrata, luchando entre aquellos sectores que no están en los registros electorales o que votan nulo o en blanco o que votaban por el JPM, en conjunto una mayoría abrumadora, de cerca de 6 millones de personas, para construir las bases sociales de un bloque hegemónico popular futuro, opositor al modelo y visiblemente alternativo a la concertación y a la derecha.

Andar perdiendo el tiempo y las energías, en las alturas coludidos con “los de arriba” y convocando a lo que el partido actualmente aspira, 400.000 electores y un par de diputados que no harán, y todos lo sabemos, ninguna diferencia en los quórums para la votación de leyes que permitan cambiar el actual estado de cosas en Chile, además de una traición histórica, es una irresponsabilidad política y permitirá por desgracia, sentar las bases de la desaparición del partido y de la solidificación de la dominación capitalista.


jueves, 17 de septiembre de 2009

La traición histórica de los dirigentes comunistas


x Fesal Chain

Para analizar el giro del Partido Comunista de Chile en la actual coyuntura, me ha parecido necesario contextualizar este fenómeno tan importante y complejo para la izquierda chilena y las fuerzas sociales populares, con fragmentos de una Breve historia del Partido Comunista de Chile, escrita por Wladimir Araya el 10 de octubre del 2007 y publicada en el sitio oficial del Partido Comunista en Internet. Posterior a esta reseña, mostraré a partir de un discurso de Gladys Marín, sus ideas fundamentales y la política del partido desde 1994 hasta la segunda vuelta electoral del año 2005, pasando por la política de Guillermo Tellier y Lautaro Carmona desde el 2005 a fecha, para terminar desarrollando algunas ideas y conclusiones de lo que denomino el giro histórico del PC.

I.- Breve Historia del Partido Comunista de Chile (1977-1994). Fragmentos de un artículo de Wladimir Araya.

"Combatiendo por la democracia

(...)En agosto de 1977, se celebra el primer Pleno del Comité Central del Partido Comunista, bajo la tiranía. Allí se analiza lo ocurrido durante el Gobierno Popular, sus logros y falencias. Con un profundo sentido autocrítico se pasa revista a la actuación del PC en esos mil días, sus aportes y deficiencias. Se señala que la carencia de una acertada política militar constituye un "vacío histórico".

La política de Rebelión Popular de Masas

En 1980, el Partido Comunista proclama la política de Rebelión Popular de Masas: el empleo de todas las formas, incluso la violencia más aguda, para derrotar la tiranía. (...) En agosto de 1983, se constituye la Alianza Democrática, liderada por la DC; en septiembre, el Movimiento Democrático Popular, que encabeza el PC. El 14 de diciembre de 1983, se funda el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Se multiplican las acciones de desestabilización de la tiranía: cadenazos, apagones, ataques a agentes del terrorismo de estado. En abril de 1986, se constituye la Asamblea Nacional de la Civilidad, la más amplia coalición social en la historia de Chile. También el Comité Político Privado en el que participan todos los partidos políticos de oposición.

La salida pactada

Al no proseguir, (N. del A.) las grandes jornadas de protesta y al ver la envergadura que tomaban y las claras perspectivas de una salida democrática de masas, el imperialismo interviene más groseramente que antes en los asuntos internos de Chile. Presiona a la Democracia Cristiana y a otros partidos de centro derecha para que abandonen la Asamblea Nacional de la Civilidad, disuelvan el Comité Político Privado, renuncien a la lucha confrontacional con la dictadura y busquen el camino de una salida pactada con ella. Y así lo hacen. Sólo los partidos populares prosiguen la acción frontal contra Pinochet. Pero ocurren dos reveses que debilitan ese camino: el descubrimiento del arsenal patriota en Carrizal, en agosto, y el fracaso del intento de tiranicidio, en septiembre de 1986. El 26 de junio de 1987, (...) el PC y un sector del PS constituyen la Izquierda Unida.

(...) En febrero de 1988, 13 partidos acuerdan participar en el plebiscito convocado por la dictadura, renunciando a toda acción confrontacional con ella. Entre estos, están los partidos que formaron la UP con el PC. Sólo éste sigue planteando la necesidad de continuar las acciones de masas contra la tiranía, para construir una salida democrática y popular, sin amarres que impiden alcanzar una real democracia. Entre las jornadas que convoca está la exitosa marcha contra el hambre del 11 de julio de 1988. Junto con ello, el PC llama a trabajar y a votar por el NO en el plebiscito. El 5 de octubre, vence el NO en el plebiscito. Es derrotado Pinochet en sus pretensiones de continuar a la cabeza de la dictadura.

El XIX Congreso Nacional del PC

Desde fines de 1988 el Partido Comunista desarrolla su XIX Congreso que enumeró (...) entonces como el XV Congreso. (...)Su culminación tiene lugar en mayo de 1989 (...) El XIX Congreso ratifica la línea de la Rebelión Popular de Masas y tiene dos aciertos en cuestiones esenciales: plantea la imposibilidad que una salida pactada con la dictadura pudiera llevar al país a una democracia auténtica y que es imprescindible realizar una Revolución Democrática capaz de superar a fondo el retroceso político y social dejado por la tiranía.

El Partido Comunista en el período de la transición pactada

Es tal vez la etapa más difícil de su historia. El derrumbe del socialismo en Europa desata una profunda crisis en el movimiento revolucionario mundial. Sobreviene un período de reflujo, que es aprovechado por la burguesía par lanzar una feroz arremetida. Partidos incapaces de resistir la avalancha, sucumben. Faltos de una real base marxista-leninista, claudican de los principios revolucionarios y se transforman en reformistas, en renovados, para adaptarse a un capitalismo que aparece como vencedor e invencible.
En Chile ocurre esto con todos -o casi todos- los antiguos aliados del PC, que juntos crearon la Unidad Popular y participaron en el Gobierno de Salvador Allende, teniendo como meta el socialismo. Ahora ese objetivo es lanzado por la borda. Se convierten en vagones de cola del PDC, de la burguesía. Aceptan el neoliberalismo y los otros amarres dejados por la dictadura

Como una manera de superar la crisis, (N. del A.) se realiza la Conferencia Nacional, efectuada en Santiago, entre el 29 de mayo y el 2 de junio de 1990. Allí se resuelve terminar el internismo en la discusión e ir hacia las masas, lo que no quiere decir -subraya Volodia Teitelboim- que el debate se cierre. Esa Conferencia acuerda, además, adecuar la organización del Partido a la nueva división administrativa del país.

(...) En noviembre de 1991, (el partido) decide cambiar su hasta ese momento política de independencia constructiva ante el Gobierno de la concertación, pues éste ha abandonado el Programa que levantó en 1989. Ahora pasa a una oposición democrática de izquierda. El objetivo principal que tiene por entonces es la conquista de cambios reales en favor de la democratización del país. Continuando sus esfuerzos unitarios, logra constituir el Comité de Unidad de la Izquierda, (...) que convoca a la Primera Asamblea Nacional de la Izquierda. Esta se desarrolla en el Sindicato Madeco, los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1991. Su más alto logro es la creación del Movimiento de Izquierda Democrática Allendista, MIDA.

El XX Congreso Nacional del PC de Chile

A cinco años y tres meses de finalizado el XIX Congreso, que se efectuó como el XV, culmina un nuevo evento nacional. (...) tiene lugar el XX Congreso del PC. (...) El Informe del Comité Central es leído por Volodia Teitelboim y tiene por titulo "El imperativo de la Revolución Democrática". Analiza la situación en Chile. Afirma: "Sólo se ha conseguido la apertura de reducidos espacios democráticos". Advierte: -El país ha sido virtualmente privatizado. Se pulveriza día a día el rol social del Estado. Todo se ha convertido en un negocio, en una especulación sin, freno". Fustiga el incumplimiento de su programa por la concertación. Plantea las trágicas condiciones en que viven los trabajadores: "Unos 800 000 obtienen salarios en torno al mínimo establecido por la ley. Con sus familias son unos 3.200.000 mil chilenos que, con los 52.150 pesos que fijó el Gobierno, viven por debajo de los límites de la pobreza". Señala con fuerza que "los derechos humanos son una deuda pendiente imprescriptible". Aborda los problemas del pueblo y sus anhelos.

(...) Y la primera resolución aprobada en este evento dice: "El XX Congreso del Partido Comunista es un nuevo punto de partida". El XX Congreso entrega al Partido un nuevo Programa, que viene a reemplazar al elaborado en 1956 y plantea como el objetivo para esta etapa la Revolución Democrática. También se aprueban nuevos Estatutos. Se elige un nuevo Comité Central, que designa como Secretaria General del PC a Gladys Marín, la primera mujer a la cabeza del Partido de Recabarren y Neruda". (1)

II.- Ideas fundamentales de Gladys Marín en torno a la política de Revolución Democrática del partido, extractadas de su Intervención en la Fiesta de los Abrazos, Parque O'Higgins, Santiago, 7 de enero de 1995.

(...) En forma seria, responsable y meditada decimos que sólo nos proponemos cumplir con nuestro deber, y ese es el de luchar con todas nuestras fuerzas por cambiar este sistema, y para eso tenemos que oponernos a su administrador, el gobierno de la Concertación.

Tenemos que denunciar sus ridículas poses de jaguar, sus llamadas a "estabilidad" y "modernidad", que no son otra cosa que cinismo con que encubrir sus políticas reaccionarias. No aceptamos una estabilidad del sistema que sólo quiere estabilizar la desigualdad, y la aberrante distribución de los ingresos; que sólo quiere estabilizar los sueldos y pensiones miserables; que sólo quiere estabilizar la injusticia cometida con los exonerados; que sólo quiere estabilizar las privatizaciones; que sólo quiere estabilizar la amnistía e impunidad.

Contra todo eso debemos rebelarnos y protestar, contra todo eso debemos organizarnos y hacer conciencia. ¿Acaso estamos locos, fuera de época, demasiados añejos y atrasados? ¿Qué es esto de luchar y organizarse, dicen los renovados liberales? ¿Acaso para hacer avanzar al gobierno, no es mejor no hacer olitas a la Concertación y al llamado polo progresista? La verdad es que no somos nosotros los que hacemos olitas. Las olitas las hacen los miles de problemas que viven todos los días la gente, los trabajadores manuales e intelectuales. Las olitas se las hace el propio gobierno, con su inconsecuencia, con su demagogia política, con su falta de valor, con su política a favor de los empresarios y de los grandes capitalistas.

¿Acaso no es más realista acercarse y entenderse con la Concertación? Tenemos que decir que no hay condiciones ni deseos de acercamiento con la Concertación, tanto de parte de ella, como de parte nuestra. La llamada transición-transada con la dictadura y los norteamericanos - (la victoria a lo Pirro, como señaló hace poco José Galeano) impuso la exclusión de la izquierda y del Partido Comunista, y por lo tanto jamás van a aceptar acuerdos con nosotros, a no ser que les sirvamos de acompañantes sin derechos en procesos electorales, a no ser que el Partido Comunista se disuelva y se convierta en un movimiento amorfo, a no ser que cambiemos nuestra política.

Y como nosotros no hicimos renuncios ni siquiera bajo la sangrienta dictadura de Pinochet, menos la vamos a hacer ahora con quienes nos deben parte de la victoria. Bueno, ¿y acercarse a quién? De qué Concertación nos hablan si ahí lo que existe es una subordinación a una política empresarial que se ejerce con un estilo autoritario y prepotente por parte del Presidente Frei. - La última elocuente y expresiva frase del Presidente es aquella "aquí no hay decisión, por lo tanto, no hay noticia". O sea, fome y todo él pretende decidir lo que es o no es noticia en el país. Bastante parecido al otro que decía que aquí no se movía ni una hoja si él no lo permitía.

Nosotros estamos construyendo junto a otras fuerzas honestas, progresistas y decididas, nuestro propio camino, y aunque nos cueste vamos a disputar política e ideológicamente con la Concertación.

¿Acaso, dicen otros, el principal obstáculo para poder cumplir con el Programa de la Concertación no está en la derecha y sus senadores designados? El principal obstáculo, es la política de derecha que se aplica en este país, y hoy esa política la aplica la Concertación. Naturalmente, si fuera la derecha quien aplicara esa política, tendríamos millones de gente en las calles protestando, pero la Concertación que ofreció un programa de cambios, hasta ahora logra frenar y retener la lucha.

(...) Por eso debemos aplicar en todas partes una política rupturista, romper con lo impuesto, y eso sólo se logra con la lucha y la movilización. No hay otro camino. El camino es la lucha organizada, consciente y decidida de todos los sectores.

No nos vamos a someter, y vamos a seguir navegando contra la corriente del neoliberalismo, que por lo demás es un modelo que está empezando a pasar de moda en su forma más brutal. Ya muchos países vienen de vuelta en su aplicación. El sistema neoliberal es tan aplastante y demoledor, que muchos se declaran impotentes y creen que es mejor resignarse. Por eso tiene que haber una forma distinta de enfrentarlo y esa es la rebeldía, la ruptura, la desobediencia.

La exclusión no es sólo económica, sino social, cultural y política. Vivimos con gran aceptación por parte de la Concertación, bajo la Constitución dictada por Pinochet, Constitución antidemocrática por su origen y contenido (...).

¿De qué modernismo nos hablan, de qué democracia? El pueblo es el único soberano, y él debe estar representado en toda su diversidad y pluralidad, y esto exige un sistema proporcional. Un parlamento que no es representativo de todos los pensamientos y de todos los sectores sociales, culturales, étnicos, sexuales no es un parlamento democrático y legítimo. Y si el pueblo soberano no es escuchado en sus razones, él tiene todo el derecho a hacerse escuchar por la fuerza. Y para entender esto, leamos lo que dice el escudo nacional: "Por la Razón o la Fuerza"

(...)¿En qué han quedado los anunciados nuevos tiempos?, los nuevos tiempos soplan muy bien para la derecha y Pinochet. Y la Concertación ha pasado a administrar lo dejado por la dictadura y ha legitimado a los responsables de los 17 años de dictadura. La justicia no llega. Los Detenidos Desaparecidos siguen esperando que alguien diga quién los detuvo, dónde, cómo y por qué.

Jueces venales acaban de aplicar la amnistía a los 78 casos de Detenidos Desaparecidos, entre los cuales se encuentra la Dirección de nuestro Partido de los años 75 y 76 y el gobierno no ha dicho nada. En cambio ha tomado la decisión de construir una cárcel especial para los miembros de las FF.AA. y de Orden que deban cumplir condenas. Es una decisión que hiere los sentimientos de la mayoría de los chilenos. No aceptamos ni justicia especial, ni cárcel especial para quienes han cometido atroces crímenes contra la humanidad. Esta cárcel especial se va a construir con el dinero de todos los chilenos, tiene un nombre: Manuel Contreras. Y Manuel Contreras es un delincuente internacional que debe pagar como tal por sus crímenes.

Los presos políticos, entre ellos Sergio Buschman deben salir de la Cárcel de Alta Seguridad, y ahí debe ser remitido Contreras y los otros. Todo esto forma parte de una misma actitud, el sometimiento de los Gobiernos de la Concertación al poder del militarismo-pinochetista. Este es uno de los compromisos del gobierno a raíz del boinazo. Esta es una actitud cobarde e hipócrita del gobierno, quien hace pocos días alegaba no haber recibido presiones de parte del Ejército. Este es el sentido de justicia del modernismo y de los nuevos tiempos.

La rechazamos y nos movilizaremos, así como lo hicimos cuando el Presidente Aylwin pretendió dictar una nueva Ley de Amnistía. Desde aquí mismo, llamamos a expresar nuestro indignado rechazo y a firmar la carta abierta que iremos a dejar a la Moneda el próximo lunes.

¿De qué habría valido tanta sangre derramada, tanto sacrificio, si nosotros, los que seguimos viviendo, no somos capaces de obligar a que se haga justicia?

(...) Todo esto, pobreza, exclusión, amnistía, autoritarismo presidencial, Constitución antidemocrática, muestra no sólo la farsa de esta democracia, sino refleja una inmensa pérdida de valores, donde se mezclan torturados y torturadores, figurones y figurados, conservadores y renovados. Donde la política para algunos es cambiarse de partido de acuerdo a sus intereses y cálculos personales. Donde el avanzar sin transar llevó a algunos a dar una vuelta completa y llegar derechito al capitalismo, al que hoy, dicen, sólo hay que cristianizar, pretendiendo llevar a Cristo a malas causas. Donde el modernismo se convierte en una forma aristocrática y feudal a la política.

De ahí la necesidad de un gran movimiento por democratizar todo, democratizar las escuelas, las universidades, los municipios, las comunicaciones, las relaciones humanas. En el camino de la Asamblea Nacional por la Democracia y la Justicia Social, acompañaremos todo conflicto, toda demanda. Estaremos con los mineros del carbón, con los jubilados, los exonerados, con los portuarios, con los estudiantes, con las mujeres. Y con tremenda confianza en el presente y el futuro. Convencidos más que nunca que hay tanto que creer, y que vale tanto la pena vivir con ideas.

Vivir con utopías, y las más bellas utopías salen de la vida misma. De ahí nace la necesidad de organizarse, de abrazar causas colectivas, de ahí nace la necesidad del socialismo. Principal fuerza y razón de cambios, es la conciencia, los elementos de la subjetividad. Cuando hay conciencia, hay voluntad y decisión. Hay que incorporar fuertemente los sentimientos, las creencias del pueblo a las fuerzas del cambio.

Aprender del pueblo, yendo al pueblo, aprender su lenguaje. Como por ejemplo, como el que nos enseñaron en Canela donde el cactus, del cual hacen el palo de agua, se llama Copao o Quintal. O lo que nos enseñaron en Antofagasta, que la bolsita donde los habitantes de nuestro altiplano llevan su alimento u hoja de coca se llama Chuspas o Vistalla.

Y cómo recoger esas voces, si no es estando junto al pueblo, viviendo con el pueblo. Nuestros sueños y utopías deben estar siempre abiertos, deben tener una profunda base ética y política. Quienes deben asumir esta hora son los jóvenes. Es su tiempo. Así como acaban de realizar el magnífico Festival de Todas las Artes Víctor Jara, con garra, con inteligencia, con audacia, así deben los jóvenes apoderarse de este tiempo.

Y asumir todos, este tiempo, con mucha pasión, porque si en toda época de la vida no se tiene mucha pasión seremos un árbol seco. Pero quien hace la pasión conciencia, hará que la pasión no lo abandone jamás, y sentirá que su corazón y su razón estarán siempre ardiendo. Y asumir todo esto con amor, con amor total, el de a dos, el amor por los más sencillos, los pobres, los trabajadores, los niños de la calle, amor a la naturaleza, a la lectura, a todas las expresiones de la cultura.

III.- La política de Guillermo Teillier y Lautaro Carmona

El partido comunista decide, vía Guillermo Tellier y Lautaro Carmona, apoyar a Michelle Bachelet en la segunda vuelta de las elecciones del año 2005, con la condición de que ésta cumpliera un pliego de peticiones de 5 puntos. Este apoyo, que muchos comunistas, en su momento consideramos legítimo, dada la capacidad que mostraba el partido de poder negociar una votación que históricamente había sido proclive a la concertación, pero sin condiciones, fue prefigurando un cambio estratégico de la línea política del partido con respecto justamente a las tesis de Gladys Marín.

Allí comienza la historia del giro hacia la derecha del partido. El pacto por omisión se convirtió en alianza política a nivel de alcaldes y hoy el pacto parlamentario que contempla lista única del partido con la concertación también. Se esgrimen los objetivos de aunar fuerzas para derrotar a la extrema derecha y romper con la exclusión electoral, como también que el partido siempre ha tenido una política electoral.

Como lo afirmara en otros artículos, en relación al Pacto por Omisión, en primer lugar, más allá de los discursos, se prueba en los resultados comparativos con elecciones anteriores a la del 2008, que el pacto tal como fue diseñado, con la omisión en 38 comunas a favor de la concertación a cambio de 8, fue un fracaso rotundo. De 38 comunas cedidas a la concertación, el Pacto permitió ganar 6, sólo dos más que en la elección anterior. Y de las comunas ganadas, Illapel y Lota, si bien eran del JPM en realidad no pertenecían al capital político y ético de Partido ni de la izquierda antineoliberal (Illapel: de un "descolgado" DC que fue como JPM y Lota, de un PS del MAS de Navarro). En concejales se bajó del 9,14% al 9%, dada la alianza política del PC con la concertación que mostró al Partido como concertación.

Hoy el pacto parlamentario, según todas las informaciones, considera que el PC y otras agrupaciones menores, no lleven candidatos en 48 distritos, allí votarán por la concertación. En 12 distritos llevan candidatos los PC+IC. Sólo en uno de ellos el 28 (Teillier) tienen posibilidades concretas de doblar y salir electo. Otro podría ser el distrito 26 (Cuevas) y se ha levantado una cierta obligatoriedad por parte de la concertación, de aunar esfuerzos para elegir también a Lautaro Carmona. Es decir 48 distritos para conseguir como máximo 3 parlamentarios del PC.

Finalmente en declaraciones del propio Teillier y la Alcaldesa de PAC, Claudina Núñez, el verdadero candidato presidencial del PC es Eduardo Frei. Se observa entonces que la candidatura de Arrate no es más que una operación política para aglutinar fuerzas presidenciales y parlamentarias en la primera vuelta.

IV.- Algunas Conclusiones

Los dirigentes Tellier y Carmona podrán engañar a los militantes más dogmáticos, ortodoxos y seguidistas del partido a todo evento, pero no pueden engañar a quienes realizamos análisis serios de la realidad social y política. Los pactos por omisión y parlamentarios dados los escuálidos resultados ya obtenidos y probablemente por obtener, no apuntan por lo mismo, a ser pactos instrumentales, ni a posicionar electoralmente al partido. Esas son razones para la galería. Dicho de otra manera, estos pactos se anulan en sí mismos pues no se atienen a la eficiencia y eficacia de los resultados electorales.

Con el pacto municipal sólo se obtuvieron los mismos 4 alcaldes comunistas de siempre y en relación al pacto parlamentario, sumado a que el partido va en lista única con un conglomerado del que fue oposición durante 15 años, se ceden, reitero, 48 distritos para conseguir como máximo 3 parlamentarios del PC y con el riego cierto de no obtener ninguno.

Así, observando la historia del proceso post Marín, estos pactos o acuerdos que dados los resultados de los mismos se anulan como instrumentos válidos, más bien apuntan otra cuestión de fondo:

A un reposicionamiento político del partido y en el imaginario social del electorado y de los chilenos en general. Pasar de ser un partido refractario, que defendió y propugnó la lucha armada contra la dictadura en su estrategia de Rebelión Popular de Masas, a defender y levantar las banderas de la construcción revolucionaria de una fuerza social antineoliberal y anticoncertación en la estrategia de la Revolución Democrática o de masas organizadas, para terminar (hundiendo ambas estrategias) convirtiéndose, contra toda convicción, en un aliado de la concertación, en un conglomerado socialdemócrata que a lo sumo aspirará a participar en el sistema binominal y en la construcción liberal de un estado de redes sociales asistenciales y de programas focalizados. Donde, no está de más decirlo, sus cuadros y dirigentes formarán parte del estado, dirigido por la concertación en acuerdos con la derecha pinochetista.

Con esto, como lo he afirmado en sinnúmero de artículos para G80 e Izquierda Chilena y de los cuales he extractado partes para este artículo, desde el año 2005 se cierra un período que al menos viene de 1952, donde por primera vez, independientemente de las Políticas estratégicas y que las consideremos válidas o no: (Vía Chilena, Rebelión Popular de Masas o Revolución Democrática), el partido comunista de Chile abandona la construcción de fuerza social y de autonomía política de la izquierda, rompiendo con su tradición histórica y vocación de poder.

Por primera vez en la historia del PC chileno desde 1912, se prioriza una alianza política con fuerzas antagónicas, desde un aparto del estado que no dirige, dejando así, ciegamente, abandonadas a las masas a su propia suerte al, valga la redundancia, abandonar los territorios sociales y políticos del proletariado y de los pobres del campo y la ciudad, y dejándoles sólo la posibilidad de elegir, como alternativa de poder, entre las fuerzas neoliberales, la concertación o la derecha.

De esta manera los actuales dirigentes del PC, cierran toda posibilidad de construcción de una izquierda y una fuerza social anti sistema, lo que a mi juicio es una verdadera traición a los postulados y convicciones comunistas de más de 97 años y una traición estratégica al mismo pueblo que dicen representar y dirigir.


(1) Escrito por Wladimir Araya, 10 de Octubre de 2007
Fuente:http://www.pcchile.cl/index.phpoption=com_content&task=view&id=945&Itemid=53