X Fesal Chain Sociólogo
Es evidente que la vida política de Luis Corvalán es mucho más rica que el sólo levantamiento y dirección política como Secretario general del Partido Comunista De Chile, de lo que fuera la Rebelión Popular de Masas implementada por el Partido desde al menos 1980.
Comenzó su vida política, participando en una marcha callejera y un mitin que se realizó en Tomé el día que cayó el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, el 26 de julio de 1931. En el año 1932 ingresó al Partido, y tal como el lo cuenta en la entrevista citada en este artículo, fue un zapatero remendón, de apellido Palma quien lo invitó en Tomé a una reunión de comunistas que se realizó en el Cerro Estanque. "Pasadas las vacaciones de invierno, cuando volví a Chillán, me integré al Grupo Avance, grupo de izquierda organizado por los comunistas. Todo lo que he relatado y que formaba parte de la realidad social de aquella época, me condujo a militar en el Partido" (1).
En 1935 trabajó como secretario de Carlos Contreras Labarca, en ese entonces Secretario General del Partido, y como periodista del vespertino Frente Popular. En 1947, tras la proscripción del Partido Comunista, fue internado en los campos de concentración de Pitrufquén y de Pisagua.No es menor y acaso como nota aparte, que fue el corrector de pruebas y editor de la primera edición clandestina (América 1950) del Canto General de Pablo Neruda, con Prólogo de Galo González y las bellas ilustraciones de José Venturelli.
Además, entre otras responsabilidades como militante, fue Director del Diario El Siglo, Encargado Nacional de Propaganda y miembro de la Comisión Política durante más de treinta años y nombrado Secretario General durante el período entre 1958 y 1990. Fue fue electo senador por la séptima agrupación provincial (provincias de Ñuble, Concepción y Arauco) para el período 1961-1969 y por la tercera agrupación provincial (Aconcagua y Valparaíso) entre 1969 y 1977.
Durante el gobierno de la Unidad Popular comandado valientemente por el Presidente Allende, fue el Partido Comunista, dirigido por Corvalán, su más leal colaborador y en palabras de Don Lucho: "Fue el principal protagonista y el colaborador más permanente desde el primer hasta el último día del Gobierno (...). Desde el momento de su constitución puso en marcha una nueva política que contemplaba una serie de medidas a fin de hacer realidad una revolución democrática con miras a construir una sociedad socialista. El Presidente y el Partido coincidieron en definirla como una revolución socialista por una vía pacífica. Los comunistas fuimos, además, los que más nos esforzamos en la aplicación práctica de su política". (2)
Producto del Golpe Militar de Pinochetismo y la derecha financiera, fue detenido y deportado a la isla Dawson, y al campo de concentración Ritoque, sin ser sometido a juicio. En 1976 tras una intensa campaña internacional, fue canjeado por el disidente soviético Vladimir Bukovsky en Zurich en diciembre de 1976. Corvalán recibió asilo en la URSS y regresó "oficialmente" a Chile en 1988 para participar en el proceso democratizador. Aunque ya es de público conocimiento que "Don Lucho" como le llamamos quienes ya sea crítica o menos críticamente adherimos a la cultura comunista, ingresó clandestinamente a Chile el 20 de agosto de 1983, donde ejerció las labores más arriesgadas para implementar todas las formas de lucha contra la barbarie pinochetista.
En una entrevista de Ana María Pino para la Historia Política Legislativa de la Biblioteca del Congreso realizada en el año 2008, Don Lucho plantea las siguientes ideas y reflexiones y análisis de lo que fue la Política de Rebelión Popular de Masas implementada en la lucha contra la dictadura:
"Ana María Pino: Con la estrategia de la rebelión popular de masas ¿hubo un cambio en la línea política del Partido Comunista de Chile trazada en sus diferentes congresos?
Luis Corvalán: No hubo precisamente un cambio en la línea política, sino la incorporación de una nueva táctica, del uso de todas las formas de lucha, pacíficas o violentas, e incluso el empleo de las armas para echar abajo la dictadura. Este fue el planteamiento que hicimos el 3 de septiembre de 1980, cuando habían transcurrido 7 años del Golpe militar, la dictadura había logrado ya destruir la democracia chilena, se afianzaba y buscaba institucionalizarse mediante el Plebiscito que había convocado para el 11 de septiembre para refrendar su Constitución y asegurar la incesante auto-reproducción del sistema. Dicho plebiscito se realizaría –se realizó- sin Registros Electorales ni mesa receptora de sufragios sometidas al control popular.
Para terminar con la dictadura ya no bastaba con la declaración de protesta y otros métodos tradicionales. A la dictadura no se le podía poner fin mediante nuevas declaraciones y protestas. El llamado a la Rebelión Popular tuvo amplia acogida en la opinión pública y desde luego en los partidos de la Unidad Popular. Inmediatamente de haberse realizado el plebiscito, la Unidad Popular formuló en Santiago una declaración en la cual afirmó que el pueblo de Chile “reivindica su derecho a la resistencia contra la opresión que habrá de expresarse de los más variados, masivos y efectivos métodos de lucha, incluso el supremo derecho de la rebelión contra la tiranía”.
La Rebelión Popular empezó a manifestarse a través de las mujeres que reclamaban contra la detención, desaparecimiento o asesinato de sus seres queridos. Se destacaron las huelgas de hambre de madres, esposas, hijas e hijos de los detenidos desaparecidos. En las poblaciones se efectuaron cacerolasos y cadenazos en puntos neurálgicos de la red eléctrica que afectaban a bastas regiones del país y eran recibidas con entusiasmo por la mayoría ciudadana. En el curso del mes de abril de 1981 se realizaron apagones a lo largo del país, voladuras de puentes y de líneas de trenes de Santiago al sur, de Valparaíso a Santiago y San Felipe a Los Andes. Fue asaltada la Armería Morandé y capturadas sus armas. En el mes de mayo de 1981 se tomaron las agencias periodísticas Asociated Press y ANSA, transmitiéndose a través de ellas proclamas en contra de Pinochet, fue asaltada la Armería Italiana con la consiguiente captura de armas. En julio hubo un nuevo apagón que abarcó a gran parte del país. En agosto se realizó un asalto y captura de armas en las Armerías Ricci, Italiana y Real. En septiembre se produjo un nuevo apagón nacional y toma y quema de trenes de la línea Santiago-Valparaíso.
A la lucha contra la dictadura se incorporaron de más en más, con sus propias formas y sus propios métodos todos los partidos de la Unidad Popular, la Democracia Cristiana, los radicales y gente sin militancia política. 1986 fue el año de las grandes protestas, el año del Atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo y del desembarco de las armas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Carrizal. Estos últimos hechos llevaron el pánico a las filas de la burguesía. En un sector de la oposición surgió la tendencia favorable a la conciliación con Pinochet. El gobierno norteamericano envió al país a un emisario suyo, Robert Gelbart, que se entrevistó con el gobierno, con todos los partidos, menos el comunista, instando a todos ellos a entenderse y aislar a los comunistas.
La aplicación creciente de la Política de Rebelión Popular llevó a la propia dictadura a buscar alguna fórmula de entendimiento con sus enemigos de la burguesía. Ya en 1985 se habían tendido puentes de amistad y acuerdos entre unos y otros. En el mes de julio, el Cardenal Fresno, el Obispo Valech, el Vicario Precht y los políticos Patricio Aylwin, Carlos Briones, Francisco Bulnes, Enrique Silva Cimma, Pedro Correa, Andrés Allamand, René Abeliuk, Hugo Cepeda y Gabriel Valdés más Sergio Molina, Fernando Léniz y José Zavala, estos últimos asesores de Fresno, se reunieron en el Convento de Calera de Tango para buscar el diálogo y el entendimiento con Pinochet. Según documento publicado en el vespertino La Segunda el 26 de agosto de 1985 y diez años más tarde en el mismo diario, apareció una separata con el nombre de “Entretelones del Acuerdo Nacional”. Su autor José Zavala fue uno de los tres coordinadores del acuerdo. La Política de Rebelión Popular no pudo seguir aplicándose hasta derribar a Pinochet y su institucionalidad. Pero sin mediar ella, la dictadura se habría mantenido muchos años más". (3)
Palabras finales
Esta breve reseña biográfica, que no tiene mayores pretensiones que describir la historia política y el pensamiento y acción de Don Lucho Corvalán, sí tiene una triple finalidad, por una parte presentar a quien fuera uno de los políticos y luchadores comunistas más consecuentes de historia del Partido y de la Patria. Por otra, mostrar su enorme flexibilidad táctica que va desde la formulación y apoyo de la vía chilena al socialismo y, desde su tremenda capacidad autocrítica, el haber sido capaz de ver que cambiadas las condiciones políticas de enfrentamiento y con la aniquilación de la izquierda y el pueblo por parte de las huestes pinochetistas neoliberales, no era posible sino ponerse a la altura de los acontecimientos y al servicio de las grandes mayorías, implementando una política de auto defensa y avanzada de las más dura radicalidad. Y sustancialmente, no prefijarlo sólo en una de sus facetas del político tradicional de la democracia representativa y desarrollista, sino también rescatar su lucha contra las dictaduras de Ibañez, de Gabriel González Videla y especialmente que la Política de Rebelión Popular también fue parte de su creación, acerbo histórico y político y por tanto herencia fundamental de todos los comunistas.
Porque Don Lucho, es y seguirá siendo uno de los líderes del comunismo chileno, que interpreta a miles y miles de comunistas, que nos encontramos hoy fuera de la participación plena en el Partido, y su sensible fallecimiento acaso pueda llegar a ser un elemento catalizador que permita la unidad y el reencuentro de todos los comunistas, de afuera y de adentro, haciendo entender fraternalmente a los dirigentes actuales, que somos, como ellos, los herederos del pensamiento vivificador y flexible de nuestro querido compañero Lucho Corvalán y que tenemos entonces, el derecho histórico de participar plena pero sobretodo críticamente en el Partido que amamos, levantado la propuesta integral de nuestro líder, como parte constitutiva de la rica mixtura entre el pensamiento ligado a la vía chilena al socialismo, como aquel de todas las formas de lucha, reivindicando el derecho del Partido y del pueblo a la resistencia contra todo tipo de opresión que podrá expresarse de los más variados, masivos y efectivos métodos de lucha.
Hoy después de algunos meses, acaso un año de las confrontaciones teóricas en el seno del Partido y a propósito de la muerte Luis Corvalán, es necesario por parte de los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes comunistas, realizar un esfuerzo consciente por ser capaces de reconstruir y dirigir colectivamente la unidad tan preciada, que nos llevará sin lugar a dudas a ser nuevamente un Partido de vanguardia y no meramente "progresista", plural e inserto en la institucionalidad, pero también en los territorios sociales de los trabajadores y pobres de Chile y con capacidad de amplia credibilidad, crecimiento y hegemonía cultural y política en el seno del pueblo, tan golpeado por el dominio de la dictadura democrática del pinochetismo y de los neopinochetistas liberales del capital financiero, transversales a la totalidad de los partidos políticos chilenos.
Porque ha llegado el tiempo, a o al menos están dadas las condiciones frente a la coyuntura actual, de integrar las tradiciones del Partido, sintetizadas en la trayectoria de Don Lucho Corvalán, como un aporte fundamental e insustituible, que no debemos desdeñar desde una perspectiva histórica, educativa y política para la reconstrucción de los comunistas, de la izquierda y del pueblo.
(1, 2, 3): Habla Luis Corvalán. Entrevista realizada el día 10 de septiembre, 2008, en su casa de Ñuñoa. Entrevistadora: Ana María Pino Yáñez, Bibliotecóloga. Historia Política Legislativa. Biblioteca del Congreso Nacional
Comenzó su vida política, participando en una marcha callejera y un mitin que se realizó en Tomé el día que cayó el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, el 26 de julio de 1931. En el año 1932 ingresó al Partido, y tal como el lo cuenta en la entrevista citada en este artículo, fue un zapatero remendón, de apellido Palma quien lo invitó en Tomé a una reunión de comunistas que se realizó en el Cerro Estanque. "Pasadas las vacaciones de invierno, cuando volví a Chillán, me integré al Grupo Avance, grupo de izquierda organizado por los comunistas. Todo lo que he relatado y que formaba parte de la realidad social de aquella época, me condujo a militar en el Partido" (1).
En 1935 trabajó como secretario de Carlos Contreras Labarca, en ese entonces Secretario General del Partido, y como periodista del vespertino Frente Popular. En 1947, tras la proscripción del Partido Comunista, fue internado en los campos de concentración de Pitrufquén y de Pisagua.No es menor y acaso como nota aparte, que fue el corrector de pruebas y editor de la primera edición clandestina (América 1950) del Canto General de Pablo Neruda, con Prólogo de Galo González y las bellas ilustraciones de José Venturelli.
Además, entre otras responsabilidades como militante, fue Director del Diario El Siglo, Encargado Nacional de Propaganda y miembro de la Comisión Política durante más de treinta años y nombrado Secretario General durante el período entre 1958 y 1990. Fue fue electo senador por la séptima agrupación provincial (provincias de Ñuble, Concepción y Arauco) para el período 1961-1969 y por la tercera agrupación provincial (Aconcagua y Valparaíso) entre 1969 y 1977.
Durante el gobierno de la Unidad Popular comandado valientemente por el Presidente Allende, fue el Partido Comunista, dirigido por Corvalán, su más leal colaborador y en palabras de Don Lucho: "Fue el principal protagonista y el colaborador más permanente desde el primer hasta el último día del Gobierno (...). Desde el momento de su constitución puso en marcha una nueva política que contemplaba una serie de medidas a fin de hacer realidad una revolución democrática con miras a construir una sociedad socialista. El Presidente y el Partido coincidieron en definirla como una revolución socialista por una vía pacífica. Los comunistas fuimos, además, los que más nos esforzamos en la aplicación práctica de su política". (2)
Producto del Golpe Militar de Pinochetismo y la derecha financiera, fue detenido y deportado a la isla Dawson, y al campo de concentración Ritoque, sin ser sometido a juicio. En 1976 tras una intensa campaña internacional, fue canjeado por el disidente soviético Vladimir Bukovsky en Zurich en diciembre de 1976. Corvalán recibió asilo en la URSS y regresó "oficialmente" a Chile en 1988 para participar en el proceso democratizador. Aunque ya es de público conocimiento que "Don Lucho" como le llamamos quienes ya sea crítica o menos críticamente adherimos a la cultura comunista, ingresó clandestinamente a Chile el 20 de agosto de 1983, donde ejerció las labores más arriesgadas para implementar todas las formas de lucha contra la barbarie pinochetista.
En una entrevista de Ana María Pino para la Historia Política Legislativa de la Biblioteca del Congreso realizada en el año 2008, Don Lucho plantea las siguientes ideas y reflexiones y análisis de lo que fue la Política de Rebelión Popular de Masas implementada en la lucha contra la dictadura:
"Ana María Pino: Con la estrategia de la rebelión popular de masas ¿hubo un cambio en la línea política del Partido Comunista de Chile trazada en sus diferentes congresos?
Luis Corvalán: No hubo precisamente un cambio en la línea política, sino la incorporación de una nueva táctica, del uso de todas las formas de lucha, pacíficas o violentas, e incluso el empleo de las armas para echar abajo la dictadura. Este fue el planteamiento que hicimos el 3 de septiembre de 1980, cuando habían transcurrido 7 años del Golpe militar, la dictadura había logrado ya destruir la democracia chilena, se afianzaba y buscaba institucionalizarse mediante el Plebiscito que había convocado para el 11 de septiembre para refrendar su Constitución y asegurar la incesante auto-reproducción del sistema. Dicho plebiscito se realizaría –se realizó- sin Registros Electorales ni mesa receptora de sufragios sometidas al control popular.
Para terminar con la dictadura ya no bastaba con la declaración de protesta y otros métodos tradicionales. A la dictadura no se le podía poner fin mediante nuevas declaraciones y protestas. El llamado a la Rebelión Popular tuvo amplia acogida en la opinión pública y desde luego en los partidos de la Unidad Popular. Inmediatamente de haberse realizado el plebiscito, la Unidad Popular formuló en Santiago una declaración en la cual afirmó que el pueblo de Chile “reivindica su derecho a la resistencia contra la opresión que habrá de expresarse de los más variados, masivos y efectivos métodos de lucha, incluso el supremo derecho de la rebelión contra la tiranía”.
La Rebelión Popular empezó a manifestarse a través de las mujeres que reclamaban contra la detención, desaparecimiento o asesinato de sus seres queridos. Se destacaron las huelgas de hambre de madres, esposas, hijas e hijos de los detenidos desaparecidos. En las poblaciones se efectuaron cacerolasos y cadenazos en puntos neurálgicos de la red eléctrica que afectaban a bastas regiones del país y eran recibidas con entusiasmo por la mayoría ciudadana. En el curso del mes de abril de 1981 se realizaron apagones a lo largo del país, voladuras de puentes y de líneas de trenes de Santiago al sur, de Valparaíso a Santiago y San Felipe a Los Andes. Fue asaltada la Armería Morandé y capturadas sus armas. En el mes de mayo de 1981 se tomaron las agencias periodísticas Asociated Press y ANSA, transmitiéndose a través de ellas proclamas en contra de Pinochet, fue asaltada la Armería Italiana con la consiguiente captura de armas. En julio hubo un nuevo apagón que abarcó a gran parte del país. En agosto se realizó un asalto y captura de armas en las Armerías Ricci, Italiana y Real. En septiembre se produjo un nuevo apagón nacional y toma y quema de trenes de la línea Santiago-Valparaíso.
A la lucha contra la dictadura se incorporaron de más en más, con sus propias formas y sus propios métodos todos los partidos de la Unidad Popular, la Democracia Cristiana, los radicales y gente sin militancia política. 1986 fue el año de las grandes protestas, el año del Atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo y del desembarco de las armas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Carrizal. Estos últimos hechos llevaron el pánico a las filas de la burguesía. En un sector de la oposición surgió la tendencia favorable a la conciliación con Pinochet. El gobierno norteamericano envió al país a un emisario suyo, Robert Gelbart, que se entrevistó con el gobierno, con todos los partidos, menos el comunista, instando a todos ellos a entenderse y aislar a los comunistas.
La aplicación creciente de la Política de Rebelión Popular llevó a la propia dictadura a buscar alguna fórmula de entendimiento con sus enemigos de la burguesía. Ya en 1985 se habían tendido puentes de amistad y acuerdos entre unos y otros. En el mes de julio, el Cardenal Fresno, el Obispo Valech, el Vicario Precht y los políticos Patricio Aylwin, Carlos Briones, Francisco Bulnes, Enrique Silva Cimma, Pedro Correa, Andrés Allamand, René Abeliuk, Hugo Cepeda y Gabriel Valdés más Sergio Molina, Fernando Léniz y José Zavala, estos últimos asesores de Fresno, se reunieron en el Convento de Calera de Tango para buscar el diálogo y el entendimiento con Pinochet. Según documento publicado en el vespertino La Segunda el 26 de agosto de 1985 y diez años más tarde en el mismo diario, apareció una separata con el nombre de “Entretelones del Acuerdo Nacional”. Su autor José Zavala fue uno de los tres coordinadores del acuerdo. La Política de Rebelión Popular no pudo seguir aplicándose hasta derribar a Pinochet y su institucionalidad. Pero sin mediar ella, la dictadura se habría mantenido muchos años más". (3)
Palabras finales
Esta breve reseña biográfica, que no tiene mayores pretensiones que describir la historia política y el pensamiento y acción de Don Lucho Corvalán, sí tiene una triple finalidad, por una parte presentar a quien fuera uno de los políticos y luchadores comunistas más consecuentes de historia del Partido y de la Patria. Por otra, mostrar su enorme flexibilidad táctica que va desde la formulación y apoyo de la vía chilena al socialismo y, desde su tremenda capacidad autocrítica, el haber sido capaz de ver que cambiadas las condiciones políticas de enfrentamiento y con la aniquilación de la izquierda y el pueblo por parte de las huestes pinochetistas neoliberales, no era posible sino ponerse a la altura de los acontecimientos y al servicio de las grandes mayorías, implementando una política de auto defensa y avanzada de las más dura radicalidad. Y sustancialmente, no prefijarlo sólo en una de sus facetas del político tradicional de la democracia representativa y desarrollista, sino también rescatar su lucha contra las dictaduras de Ibañez, de Gabriel González Videla y especialmente que la Política de Rebelión Popular también fue parte de su creación, acerbo histórico y político y por tanto herencia fundamental de todos los comunistas.
Porque Don Lucho, es y seguirá siendo uno de los líderes del comunismo chileno, que interpreta a miles y miles de comunistas, que nos encontramos hoy fuera de la participación plena en el Partido, y su sensible fallecimiento acaso pueda llegar a ser un elemento catalizador que permita la unidad y el reencuentro de todos los comunistas, de afuera y de adentro, haciendo entender fraternalmente a los dirigentes actuales, que somos, como ellos, los herederos del pensamiento vivificador y flexible de nuestro querido compañero Lucho Corvalán y que tenemos entonces, el derecho histórico de participar plena pero sobretodo críticamente en el Partido que amamos, levantado la propuesta integral de nuestro líder, como parte constitutiva de la rica mixtura entre el pensamiento ligado a la vía chilena al socialismo, como aquel de todas las formas de lucha, reivindicando el derecho del Partido y del pueblo a la resistencia contra todo tipo de opresión que podrá expresarse de los más variados, masivos y efectivos métodos de lucha.
Hoy después de algunos meses, acaso un año de las confrontaciones teóricas en el seno del Partido y a propósito de la muerte Luis Corvalán, es necesario por parte de los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes comunistas, realizar un esfuerzo consciente por ser capaces de reconstruir y dirigir colectivamente la unidad tan preciada, que nos llevará sin lugar a dudas a ser nuevamente un Partido de vanguardia y no meramente "progresista", plural e inserto en la institucionalidad, pero también en los territorios sociales de los trabajadores y pobres de Chile y con capacidad de amplia credibilidad, crecimiento y hegemonía cultural y política en el seno del pueblo, tan golpeado por el dominio de la dictadura democrática del pinochetismo y de los neopinochetistas liberales del capital financiero, transversales a la totalidad de los partidos políticos chilenos.
Porque ha llegado el tiempo, a o al menos están dadas las condiciones frente a la coyuntura actual, de integrar las tradiciones del Partido, sintetizadas en la trayectoria de Don Lucho Corvalán, como un aporte fundamental e insustituible, que no debemos desdeñar desde una perspectiva histórica, educativa y política para la reconstrucción de los comunistas, de la izquierda y del pueblo.
(1, 2, 3): Habla Luis Corvalán. Entrevista realizada el día 10 de septiembre, 2008, en su casa de Ñuñoa. Entrevistadora: Ana María Pino Yáñez, Bibliotecóloga. Historia Política Legislativa. Biblioteca del Congreso Nacional