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Sociólogo
1. Breve introducción
Ulrike Meinhof nació el 7 de octubre de 1934 en Oldenburg y murió el 9 de mayo de 1976 en Stuttgart. (...) Meinhof realizó estudios de filosofía, pedagogía, sociología y alemán en la Universidad de Marburgo en 1955/56. En 1957, continuó sus estudios en la Universidad de Münster y pasó a formar parte del Movimiento de Estudiantes Socialistas (Sozialistischer Deutschen Studentenbund). Poco después militó en el movimiento antinuclear apoyando dichas tesis desde su puesto como redactora de la revista política Konkret. Fue miembro de la RAF, Fracción Ejército Rojo, grupo político militar crítico de la estrategia del Partido Comunista Alemán frente al acuerdo de socialdemócratas, socialcristianos y la antigua derecha alemana ligada al nazismo. Lo que Darhendorf llamó: 'La gran coalición (que) termina con la lucha de partidos como instrumento de un régimen democrático y (…) con la vitalidad de sus instituciones'.
"Stammheim fue la cárcel en la que estuvieron encarcelados los militantes detenidos de la Fracción del Ejército Rojo, Ulrike Meinhof entre ellos. Capturada en 1972, Meinhof fue condenada a ocho años de encarcelamiento cautelar. Mientras se desarrollaba el juicio definitivo en el que se pedía su cadena perpetua, la encontraron muerta en su celda, ahorcada, colgada del techo. Era el 9 de mayo de 1976. El gobierno alemán, socialdemócrata, mantuvo que se había suicidado, conjetura que fue apoyada posteriormente por una comisión de investigación parlamentaria. Las dudas al respecto siguen vivas. Años más tarde, un cuarto de siglo después de su muerte, en 2002, se supo que su cerebro había sido extraído de su cráneo sin el consentimiento de su familia. Se hicieron varias “investigaciones” con y sobre él. Finalidad científico-política: probar, demostrar, que su trayectoria política tenía suelo en una alteración neurológica tras una operación a la que fue sometida muchos años antes". (1)
2. Marco teórico: Genealogía de lo Monstruoso en Foucalt y la locura en Negativo en Sacristán.
2.1.- Genealogía de lo Monstruoso:
Adolfo Vásquez Rocca, Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso escribió un breve e interesantísimo artículo sobre la obra de Michel Foucalt, titulado: Foucault; 'Los Anormales', una genealogía de lo monstruoso.
En él resume, entre otras cuestiones, la visión de Foucalt respecto al Monstruo: "La primera de las figuras de lo que Foucault llama el monstruo humano es el que trasgrede la ley. La noción de monstruo es así – en principio - esencialmente una noción jurídica; jurídica en el sentido amplio del término, claro está, porque lo que define al monstruo es el hecho de que, en su existencia y su forma, no sólo viola el pacto cívico, sino también de las leyes de la naturaleza-. Es, en un doble registro, infracción a las leyes en su misma existencia. El campo de aparición del monstruo, por lo tanto, es un dominio al que puede calificarse de jurídico, biológico y plástico. Por otra parte, el monstruo aparece en este espacio como un fenómeno extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, de la salud y lo natural. El monstruo es así excepcional, precisamente por su rareza, por su carácter de curiosidad de feria; lo que hace que un ser humano sea un monstruo no es sólo la excepción que representan en relación a la forma de la especie, sino el problema que plantea a las regularidades jurídicas (se trate de las leyes del matrimonio, de los cánones de bautismo o de las reglas de la sucesión). El monstruo humano combina lo imposible y lo prohibido .
(...) Así en esta genealogía de lo anormal va a hacer su aparición la figura del individuo "peligroso" –al cual es imposible darle un sentido médico o un estatuto jurídico- y que no obstante es la noción fundamental de los peritajes contemporáneos. (...) El monstruo es la excepción por definición; el individuo a corregir es un fenómeno corriente. Tan corriente que presenta -y ésa es su primera paradoja- la característica de ser, en cierto modo, regular en su irregularidad. (...) El monstruo es, en el fondo, la casuística necesaria que el desorden de la naturaleza exige en el derecho. Así se dirá que el monstruo es el ser en quien leemos la mezcla de dos reinos, porque, por una parte, cuando podemos leer, en un único y mismo individuo, la presencia del animal y la de la especie humana..." (2)
2.2.- La locura en Negativo
Por otra parte Manuel Sacristán Luzón, Filósofo español, nos habla de Ulrike Meihof, a quien conoció durante su estancia en el Instituto de lógica de Münster, en los siguientes términos: “(...) algunos otros personajes, sobre todo uno que a mí me conmueve mucho -y supongo que cuando sea muy viejo y ya me esté muriendo todavía la recordaré con dolor- que es Ulrike Meinhof, a la que yo conocí en Münster, cuando empezaba a ser roja. Todavía no lo era mucho. También fue alumna de Adorno”.
“(…) En la Meinhof, lo que me ha llamado la atención es que no era una intelectual, era una científica, iba en serio, quería conocer las cosas, aunque acabara en la locura. Cosa manifiesta que acabó en la locura, en la insensatez, como Meinz, como los demás, pero eran gente que iba en serio” Por “ir en serio” entiendo no precisamente tener necesariamente ideas ciegas -la ceguera nunca es seria: es histérica, que es distinto- ni tampoco necesariamente ideas radicales. Con las mismas fórmulas teóricas de Ulrike Meinhof se puede ser perfectamente un botarate. (...) Se trata de la concreción de su vida, del fenómeno singular. No se trata de las tesis, que pueden ser, por un lado, disparatadas y, por otro, objeto de profesión perfectamente inauténtica, a lo intelectual”.
En mi ocupación con Ulrike Meinhof, con el grupo de Baader-Meinhof en concreto, supongo que mi motivación es doble. (...) Una de las motivaciones era ésta: entender la cosa alemana, cosa que les pasa a los alemanes. Entender cosas que les pasa a los alemanes es entender cosas que me pasan a mí, porque tengo un buen elemento de cultura alemana asimilada... Esta motivación estaba, pero sobre todo la otra, la presente, la consciente, era una motivación crítica. Intentaba entender la locura política del grupo Baader-Meinhof como negativo de la locura satisfecha de los partidos comunistas occidentales. Era otra clase de locura, pero era sólo el negativo de la misma locura, de la misma falta de sentido común”. (3) y (4)
3. Una Biopolítica Plástica Negativa a la Política Tradicional. (Como fenómeno reactivo y creativo al orden actual de cosas).
No puedo dejar de pensar en Ulrike Meinhof, pocas veces me deja tranquilo. En primer lugar por el significado del acuerdo al que remite Dahrendorf de la gran coalición y de su tremenda actualidad para nosotros los chilenos. Pero no sólo por ello, que es el marco estructural de la ideología capital-individualista, sino porque en el devenir de la supuesta normalidad de la transición democrática, en que lo definitivamente absurdo y criminal se hace presente a cada instante de la vida nacional (represión sistemática al mundo indígena y mapuche en particular, negligencia criminal en el terremoto y posterior tsunami, explotación y sobrexplotación de los trabajadores y de los recursos naturales, construcción de una rutina de sacrificio inútil, marginación de grandes masas de la calidad de vida misma,etc, etc, etc.), se comienza a configurar un estado social cerrado a la resolución del dominio.
Dicho de otro modo y en una explicación bastante más profunda que la de Bielsa con respecto a los saqueos y más cercana a Gabriel Salazar, se ha comenzado a crear en Chile, en situaciones de baja y mediana intensidad un fenómeno de violencia reactiva a la violencia institucional y sistémica. No se trata de masas que buscan el placer del consumo, sino de grupos sociales neurotizados que no ven, porque efectivamente no la hay, una salida al triple encierro social: al encierro individualista, que en palabras de Francisco Varela, hace creer que el cerebro y sus manifestaciones son meramente personales y nada tiene que ver con el otro, al encierro social de la explotación económica a ultranza, y al encierro político de un sistema representativo que no representa y que miente. Sobretodo en un momento histórico en que oh, la izquierda tradicional comienza como dice Sacristán, a construir su locura satisfecha.
Es evidente y quien no lo entienda así, no entiende nada de nada con respecto a Foucalt y a Sacristán, que por una parte la conceptualización de Monstruo, no es una definición del autor, sino una definición de los dominantes, que el autor rescata en su ejercicio arqueológico. Como tampoco la definición de locura es un juicio valórico. Foucalt es capaz de situar al Monstruo o a lo monstruoso justamente en el "espacio como un fenómeno extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, de la salud y lo natural", pero se refiere esencialmente (no exclusivamente) al derrumbe de lo dominante. Cuando hordas de personas independientes de su determinación social, son capaces de saquear grandes tiendas y supermercados y obtener un botín, o cuando grupos político-militares como la RAF, comienzan a desarrollar guerrillas urbanas y ataques directos, es porque ambos observan la inutilidad total de la participación o de la representación en el sistema tal cual lo han configurado elites bárbaras y ciegas. Lo que pasa es que como personas de cierto sentido común, muchos de nosotros podemos entender estas manifestaciones en el contexto y la historia de las dictaduras terroristas, pero se nos hace muy difícil entenderlas en la supuesta construcción democrática.
Pero digo supuesta, porque si uno se detiene a hacer una arqueología de las manifestaciones del poder en la democracia chilena, perfectamente puede encontrar, sin mayor trabajo, actos de locura institucional y voluntad preconsciente y sistemática de marginación de amplias capas y clases sociales. Para preservar el modelo, que a juicio de las mismas elites no sólo redunda en provecho particular, sino que es eficiente y eficaz para el resto del cuerpo social. Eso genera en los grupos más radicales, un diagnóstico acertado y una emoción de la imposibilidad de actuar distinto. Y no son radicales por sus acciones, sino especialmente porque son capaces de poner al sistema en la justa dimensión de su barbarie.
La locura entonces no es desvarío, sino que deviene, especialmente de aquellos grupos y colectivos políticos que justamente NO hacen ideología, en ser capaces de "conocer las cosas," de tener una actitud "científica", y de extremarla al punto de “ir en serio”, contra el dominio mismo. Es decir de concretar la crítica de modo biológico, político, jurídico, económico y estético-plástico, en hacer cuerpo todo el diagnóstico, toda la emoción y la critica cognitiva misma en la vida propia y singular y contra el cuerpo y la vida dominante, a riesgo de morir en el intento, es decir a riesgo de destruirse a sí mismos.
A mi juicio esta es la realidad que se ha ido configurando como proceso no civilizacional en Chile, el ejercicio del poder mismo y la administración del dominio ciego como triple encierro y aquello humano capaz de combinar lo imposible y lo prohibido y la concreción del fenómeno singular de vuelta a la violencia y a una cierta animalidad-cuerpo, como la casi única y dolorosa dimensión reactiva y a la vez creativa al bárbaro y egoísta orden actual de cosas. Quien no desee ver esto, o está en la ignorancia completa o tiene altos interés que defender y reproducir.
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(1) Nota (1) del artículo de Salvador López Arnal: Un filósofo existencialista y comprometido que visitó la cárcel de Stammheim; En http://canariasinsurgente.typepad.com
(2) Dr. Adolfo Vásquez Rocca; Foucault; 'Los Anormales', una genealogía de lo monstruoso. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid. Texto cedido por Andrés Bianque.
(3) Ibíd 1.
(4) Citas de Manuel Sacristan extractadas de: “Cuando empiece la vista” (julio de 1974), mientras estaba detenida en Stammheim, y “Nota a la Pequeña Antología de Ulrike Marie Meinhof”, una presentación fechada el 8 de junio de 1976, un mes después de su muerte. Ambos textos están recogidos ahora en Manuel Sacristán, Intervenciones políticas. Icaria, Barcelona, 1985, pp. 158-177 y 178-195 respectivamente; Penúltima conferencia (“Sobre Lukács”, abril de 1985) y Conversaciones con Jordi Guiu y A. Munné. (Nota del Autor).
Ulrike Meinhof nació el 7 de octubre de 1934 en Oldenburg y murió el 9 de mayo de 1976 en Stuttgart. (...) Meinhof realizó estudios de filosofía, pedagogía, sociología y alemán en la Universidad de Marburgo en 1955/56. En 1957, continuó sus estudios en la Universidad de Münster y pasó a formar parte del Movimiento de Estudiantes Socialistas (Sozialistischer Deutschen Studentenbund). Poco después militó en el movimiento antinuclear apoyando dichas tesis desde su puesto como redactora de la revista política Konkret. Fue miembro de la RAF, Fracción Ejército Rojo, grupo político militar crítico de la estrategia del Partido Comunista Alemán frente al acuerdo de socialdemócratas, socialcristianos y la antigua derecha alemana ligada al nazismo. Lo que Darhendorf llamó: 'La gran coalición (que) termina con la lucha de partidos como instrumento de un régimen democrático y (…) con la vitalidad de sus instituciones'.
"Stammheim fue la cárcel en la que estuvieron encarcelados los militantes detenidos de la Fracción del Ejército Rojo, Ulrike Meinhof entre ellos. Capturada en 1972, Meinhof fue condenada a ocho años de encarcelamiento cautelar. Mientras se desarrollaba el juicio definitivo en el que se pedía su cadena perpetua, la encontraron muerta en su celda, ahorcada, colgada del techo. Era el 9 de mayo de 1976. El gobierno alemán, socialdemócrata, mantuvo que se había suicidado, conjetura que fue apoyada posteriormente por una comisión de investigación parlamentaria. Las dudas al respecto siguen vivas. Años más tarde, un cuarto de siglo después de su muerte, en 2002, se supo que su cerebro había sido extraído de su cráneo sin el consentimiento de su familia. Se hicieron varias “investigaciones” con y sobre él. Finalidad científico-política: probar, demostrar, que su trayectoria política tenía suelo en una alteración neurológica tras una operación a la que fue sometida muchos años antes". (1)
2. Marco teórico: Genealogía de lo Monstruoso en Foucalt y la locura en Negativo en Sacristán.
2.1.- Genealogía de lo Monstruoso:
Adolfo Vásquez Rocca, Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso escribió un breve e interesantísimo artículo sobre la obra de Michel Foucalt, titulado: Foucault; 'Los Anormales', una genealogía de lo monstruoso.
En él resume, entre otras cuestiones, la visión de Foucalt respecto al Monstruo: "La primera de las figuras de lo que Foucault llama el monstruo humano es el que trasgrede la ley. La noción de monstruo es así – en principio - esencialmente una noción jurídica; jurídica en el sentido amplio del término, claro está, porque lo que define al monstruo es el hecho de que, en su existencia y su forma, no sólo viola el pacto cívico, sino también de las leyes de la naturaleza-. Es, en un doble registro, infracción a las leyes en su misma existencia. El campo de aparición del monstruo, por lo tanto, es un dominio al que puede calificarse de jurídico, biológico y plástico. Por otra parte, el monstruo aparece en este espacio como un fenómeno extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, de la salud y lo natural. El monstruo es así excepcional, precisamente por su rareza, por su carácter de curiosidad de feria; lo que hace que un ser humano sea un monstruo no es sólo la excepción que representan en relación a la forma de la especie, sino el problema que plantea a las regularidades jurídicas (se trate de las leyes del matrimonio, de los cánones de bautismo o de las reglas de la sucesión). El monstruo humano combina lo imposible y lo prohibido .
(...) Así en esta genealogía de lo anormal va a hacer su aparición la figura del individuo "peligroso" –al cual es imposible darle un sentido médico o un estatuto jurídico- y que no obstante es la noción fundamental de los peritajes contemporáneos. (...) El monstruo es la excepción por definición; el individuo a corregir es un fenómeno corriente. Tan corriente que presenta -y ésa es su primera paradoja- la característica de ser, en cierto modo, regular en su irregularidad. (...) El monstruo es, en el fondo, la casuística necesaria que el desorden de la naturaleza exige en el derecho. Así se dirá que el monstruo es el ser en quien leemos la mezcla de dos reinos, porque, por una parte, cuando podemos leer, en un único y mismo individuo, la presencia del animal y la de la especie humana..." (2)
2.2.- La locura en Negativo
Por otra parte Manuel Sacristán Luzón, Filósofo español, nos habla de Ulrike Meihof, a quien conoció durante su estancia en el Instituto de lógica de Münster, en los siguientes términos: “(...) algunos otros personajes, sobre todo uno que a mí me conmueve mucho -y supongo que cuando sea muy viejo y ya me esté muriendo todavía la recordaré con dolor- que es Ulrike Meinhof, a la que yo conocí en Münster, cuando empezaba a ser roja. Todavía no lo era mucho. También fue alumna de Adorno”.
“(…) En la Meinhof, lo que me ha llamado la atención es que no era una intelectual, era una científica, iba en serio, quería conocer las cosas, aunque acabara en la locura. Cosa manifiesta que acabó en la locura, en la insensatez, como Meinz, como los demás, pero eran gente que iba en serio” Por “ir en serio” entiendo no precisamente tener necesariamente ideas ciegas -la ceguera nunca es seria: es histérica, que es distinto- ni tampoco necesariamente ideas radicales. Con las mismas fórmulas teóricas de Ulrike Meinhof se puede ser perfectamente un botarate. (...) Se trata de la concreción de su vida, del fenómeno singular. No se trata de las tesis, que pueden ser, por un lado, disparatadas y, por otro, objeto de profesión perfectamente inauténtica, a lo intelectual”.
En mi ocupación con Ulrike Meinhof, con el grupo de Baader-Meinhof en concreto, supongo que mi motivación es doble. (...) Una de las motivaciones era ésta: entender la cosa alemana, cosa que les pasa a los alemanes. Entender cosas que les pasa a los alemanes es entender cosas que me pasan a mí, porque tengo un buen elemento de cultura alemana asimilada... Esta motivación estaba, pero sobre todo la otra, la presente, la consciente, era una motivación crítica. Intentaba entender la locura política del grupo Baader-Meinhof como negativo de la locura satisfecha de los partidos comunistas occidentales. Era otra clase de locura, pero era sólo el negativo de la misma locura, de la misma falta de sentido común”. (3) y (4)
3. Una Biopolítica Plástica Negativa a la Política Tradicional. (Como fenómeno reactivo y creativo al orden actual de cosas).
No puedo dejar de pensar en Ulrike Meinhof, pocas veces me deja tranquilo. En primer lugar por el significado del acuerdo al que remite Dahrendorf de la gran coalición y de su tremenda actualidad para nosotros los chilenos. Pero no sólo por ello, que es el marco estructural de la ideología capital-individualista, sino porque en el devenir de la supuesta normalidad de la transición democrática, en que lo definitivamente absurdo y criminal se hace presente a cada instante de la vida nacional (represión sistemática al mundo indígena y mapuche en particular, negligencia criminal en el terremoto y posterior tsunami, explotación y sobrexplotación de los trabajadores y de los recursos naturales, construcción de una rutina de sacrificio inútil, marginación de grandes masas de la calidad de vida misma,etc, etc, etc.), se comienza a configurar un estado social cerrado a la resolución del dominio.
Dicho de otro modo y en una explicación bastante más profunda que la de Bielsa con respecto a los saqueos y más cercana a Gabriel Salazar, se ha comenzado a crear en Chile, en situaciones de baja y mediana intensidad un fenómeno de violencia reactiva a la violencia institucional y sistémica. No se trata de masas que buscan el placer del consumo, sino de grupos sociales neurotizados que no ven, porque efectivamente no la hay, una salida al triple encierro social: al encierro individualista, que en palabras de Francisco Varela, hace creer que el cerebro y sus manifestaciones son meramente personales y nada tiene que ver con el otro, al encierro social de la explotación económica a ultranza, y al encierro político de un sistema representativo que no representa y que miente. Sobretodo en un momento histórico en que oh, la izquierda tradicional comienza como dice Sacristán, a construir su locura satisfecha.
Es evidente y quien no lo entienda así, no entiende nada de nada con respecto a Foucalt y a Sacristán, que por una parte la conceptualización de Monstruo, no es una definición del autor, sino una definición de los dominantes, que el autor rescata en su ejercicio arqueológico. Como tampoco la definición de locura es un juicio valórico. Foucalt es capaz de situar al Monstruo o a lo monstruoso justamente en el "espacio como un fenómeno extremo, límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, de la salud y lo natural", pero se refiere esencialmente (no exclusivamente) al derrumbe de lo dominante. Cuando hordas de personas independientes de su determinación social, son capaces de saquear grandes tiendas y supermercados y obtener un botín, o cuando grupos político-militares como la RAF, comienzan a desarrollar guerrillas urbanas y ataques directos, es porque ambos observan la inutilidad total de la participación o de la representación en el sistema tal cual lo han configurado elites bárbaras y ciegas. Lo que pasa es que como personas de cierto sentido común, muchos de nosotros podemos entender estas manifestaciones en el contexto y la historia de las dictaduras terroristas, pero se nos hace muy difícil entenderlas en la supuesta construcción democrática.
Pero digo supuesta, porque si uno se detiene a hacer una arqueología de las manifestaciones del poder en la democracia chilena, perfectamente puede encontrar, sin mayor trabajo, actos de locura institucional y voluntad preconsciente y sistemática de marginación de amplias capas y clases sociales. Para preservar el modelo, que a juicio de las mismas elites no sólo redunda en provecho particular, sino que es eficiente y eficaz para el resto del cuerpo social. Eso genera en los grupos más radicales, un diagnóstico acertado y una emoción de la imposibilidad de actuar distinto. Y no son radicales por sus acciones, sino especialmente porque son capaces de poner al sistema en la justa dimensión de su barbarie.
La locura entonces no es desvarío, sino que deviene, especialmente de aquellos grupos y colectivos políticos que justamente NO hacen ideología, en ser capaces de "conocer las cosas," de tener una actitud "científica", y de extremarla al punto de “ir en serio”, contra el dominio mismo. Es decir de concretar la crítica de modo biológico, político, jurídico, económico y estético-plástico, en hacer cuerpo todo el diagnóstico, toda la emoción y la critica cognitiva misma en la vida propia y singular y contra el cuerpo y la vida dominante, a riesgo de morir en el intento, es decir a riesgo de destruirse a sí mismos.
A mi juicio esta es la realidad que se ha ido configurando como proceso no civilizacional en Chile, el ejercicio del poder mismo y la administración del dominio ciego como triple encierro y aquello humano capaz de combinar lo imposible y lo prohibido y la concreción del fenómeno singular de vuelta a la violencia y a una cierta animalidad-cuerpo, como la casi única y dolorosa dimensión reactiva y a la vez creativa al bárbaro y egoísta orden actual de cosas. Quien no desee ver esto, o está en la ignorancia completa o tiene altos interés que defender y reproducir.
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(1) Nota (1) del artículo de Salvador López Arnal: Un filósofo existencialista y comprometido que visitó la cárcel de Stammheim; En http://canariasinsurgente.
(2) Dr. Adolfo Vásquez Rocca; Foucault; 'Los Anormales', una genealogía de lo monstruoso. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid. Texto cedido por Andrés Bianque.
(3) Ibíd 1.
(4) Citas de Manuel Sacristan extractadas de: “Cuando empiece la vista” (julio de 1974), mientras estaba detenida en Stammheim, y “Nota a la Pequeña Antología de Ulrike Marie Meinhof”, una presentación fechada el 8 de junio de 1976, un mes después de su muerte. Ambos textos están recogidos ahora en Manuel Sacristán, Intervenciones políticas. Icaria, Barcelona, 1985, pp. 158-177 y 178-195 respectivamente; Penúltima conferencia (“Sobre Lukács”, abril de 1985) y Conversaciones con Jordi Guiu y A. Munné. (Nota del Autor).
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