sábado, 19 de septiembre de 2009

EN DEFENSA DE JORGE ARRATE


x Fesal Chain

No soy partidario de la candidatura de Jorge Arrate y en realidad de ninguna candidatura hoy. En lo sustancial no estoy de acuerdo con las candidaturas de la izquierda hoy, no tanto por los principios, valores, ideas y programas que levantan los partidos, ni tampoco por la calidad de sus candidatos. Sino por los fenómenos erráticos de operación política estratégica y táctica de estas fuerzas. Las razones están suficientemente explicadas en mis artículos para G80, Colectivo Luis Emilio Recabarren, Izquierda Chilena y el Blog de Hernán Montecinos entre otros.

Sin embargo creo de plena justicia, más allá de mis diferencias y de lo que considero su responsabilidad en la creación e implementación de una izquierda liberal en el pasado, defender a Jorge Arrate como figura actual, en un aspecto fundamental, en lo que concierne a su candidatura por el pacto PC-IC-Socialistas Allendistas y otras agrupaciones de la izquierda histórica.

Escuché con detención el discurso de Arrate en su proclamación realizada por la Asamblea de Izquierda, el 2 de mayo del 2009, él dice: “Compañeros y compañeras. Soy un allendista de toda la vida y de todo momento, y llego aquí con modestia, con una vida política con aciertos y equivocaciones y a ponerme a disposición de ustedes, sin haber hecho ninguna exigencia…”

Arrate es un hombre inteligente, sabe y lo reconoce de una manera sutil, que su giro hacia la renovación socialista, fue un error al extremar probablemente esos principios y que es co-responsable de que la concertación sea un bloque político meramente administrador de capitalismo financiero, del neoliberalismo. Pero Jorge Arrate es un hombre de la tradición de la izquierda y es capaz de reconocer equivocaciones.

También dice en su proclamación: “Somos los herederos de un Recabarren que pueblo a pueblo, que de oficina salitrera a oficina salitrera y sin grandes expectativas y sin horizontes de victoria construyó una fuerza tremenda que ha permanecido en la memoria y en la realidad de Chile. Somos herederos de Allende que entregó su vida, somos herederos de tantos mártires que creyendo en lo que creemos, que creyendo en el socialismo como la sociedad buena, como la sociedad justa, como la sociedad equitativa entregaron su vida, su libertad y perdieron el derecho a vivir en la patria, perdieron su trabajo y fueron perseguidos...”

Se sitúa en la historia, pero además recalca una cuestión que a estas alturas de la campaña y de la política de la izquierda es central: el esfuerzo de hombres como Recabarren (…) “que de oficina salitrera a oficina salitrera y sin grandes expectativas y sin horizontes de victoria construyó una fuerza tremenda que ha permanecido en la memoria y en la realidad de Chile…” Arrate reafirma en dicho discurso que más vale construir una fuerza social con dedicación, de a poco y sin el inmediatismo de resultados, que apuntar a una estrategia distinta, triunfalista, mediática o de acuerdos desesperados para visibilizar la propia propuesta o mantenerse existentes.

Al respecto, en mi Carta a Pamela Jiles yo le planteaba: “un slogan como se le viene a decir ahora, no importa tanto como tu caminata diaria en los territorios de la pobreza y del proletariado rural y urbano que con otro nombre hoy, forma el cuerpo social mayoritario de la patria, como Lafferte con su bastón de madera y su chaquetón de obrero, como Gladys en los meandros de cada barrio, casi callada, casi embozada su figura y clandestina, como Neruda en cada sede social y sindical, como Allende con su camisa arremangada y su alegría y como Víctor y la Violeta, arropados de chilenidad campesina y humilde, inteligente y seductora...”. Apuntando a la necesaria y ardua tarea de comenzar a construir nuevamente como en el año 1900 o en el 1912, las nuevas representaciones de la izquierda chilena.

Finalmente Arrate nos dice: “Nosotros no tenemos enemigos en la izquierda, no hay enemigos para nosotros en la izquierda, en la izquierda sólo tenemos amigos con los que podemos estar en desacuerdo. Nuestros enemigos están en la derecha y en el conformismo de la Concertación y debemos conmover a ese pueblo que ha votado por la Concertación para decirle no! ¡No se siga sometiendo a la ley del mal menor, no se siga sometiendo a la ley del voto útil. Aquí estamos nosotros, somos la opción de izquierda!”

Es claro que su mensaje apunta a nuestras debilidades: una izquierda en la que nos hemos acostumbrado a descalificarnos y no construir unidad y a cometer errores estratégicos. Una izquierda que se ha movido pendularmente entre participar y apoyar a la concertación como mal menor, en vez de construir autonomía política y social, aunque los refractarios seamos hoy una ínfima minoría.

Los conceptos que Jorge Arrate defendió en su discurso de proclamación, como aquellos de la precandidata Jiles, son los elementos que efectivamente construyen la esencia y la fuerza de la izquierda.

¿Y si bien yo mismo soy crítico de la estrategia y táctica de la izquierda histórica y del pasado político de Arrate, por qué se llama este artículo: “En defensa de Jorge Arrate”?

Por que a mi juicio, durante los primeros meses de esta campaña, Arrate, quien avanza sobre sus limitaciones, equivocaciones y lo que considera las fortalezas de la izquierda, ha estado preso de las características más negativas de los conglomerados que él pretende representar y de una cultura de izquierda en franca descomposición y crisis:

Qué paradoja entre lo afirmado por él, de que el pueblo chileno “No se siga sometiendo a la ley del mal menor, no se siga sometiendo a la ley del voto útil…” y lo afirmado por Guillermo Teillier y Claudina Núñez con su apoyo a Frei como candidato estratégico de la izquierda histórica. Ese solo hecho político pone en una disyuntiva enorme, no sólo el discurso de Arrate sino el verdadero sentido de su candidatura y de sus planteamientos y pensé en algún momento, de su continuidad. No fue así, al menos públicamente no se exteriorizo la crisis.

Hoy que escribo este artículo, la concertación como gobierno lo deja afuera de la Parada Militar que celebra las Glorias del Ejército. La misma concertación que a través del Partido Comunista y la IC, ha realizado un pacto parlamentario con la izquierda histórica. Qué paradoja se genera a su vez entre este pacto y el necesario respeto que debe haber entre aliados y la exclusión del candidato Arrate de un evento nacional organizado por el propio gobierno concertacionista.

Lo preocupante de estos signos, es que uno vislumbra que Jorge Arrate, como figura política al menos autocrítica, que ha dado un giro hacia la izquierda histórica, está, por decirlo de alguna manera, entre la espada y la pared. Víctima de sus propios aliados estratégicos que le dan un valor extremadamente relativo y menor a su candidatura, en el sentido de que esta vale en la medida que aúna electores para la segunda vuelta. (En política eso no se hace. Uno va con todas las fuerzas y esperanzas a competir y a defender sus principios, valores ideas, programa y a quien los representa). Y por otra parte, víctima de aquellos que hoy hacen alianzas políticas desde la concertación, que no trepidan en ningunearlo para los actos públicos, incluso dejando de respetar el espíritu de la ley suficientemente explicado por el Contralor General de la República.

Yo defiendo a Arrate como también apoye a Pamela Jiles en su intencionalidad de emplazarse como una candidatura consecuentemente de izquierda y de al menos tratar de avanzar sobre los propios errores y limitaciones políticas. Pero desgraciadamente hoy ambos nadan en aguas turbias, en aguas tempestuosas para sus propios valores, intenciones y acciones.

Esa es la realidad de la izquierda histórica hoy, una maremágnum de equivocaciones políticas gruesas, de faltas de respeto y de intolerancia a la diferencia y a la discusión de ideas. Espero como simple sujeto con opinión política, que esta crisis acabe pronto, que aquellos diseñadores del equívoco y de la ambigüedad aún con los propios, comiencen a dejarle a otros, con mayor claridad y principios, las responsabilidades políticas y la comandancia de los sueños populares hoy pospuestos por ellos mismos.

No hay comentarios: