x Fesal Chain
I.- A PROPÓSITO DEL ACUERDO O PACTO POR OMISIÓN
El asunto del Pacto o Acuerdo por Omisión del JPM y la Concertación, y que ha generado naturales apoyos y disensos, reacciones a favor y en contra, es el antiguo dilema planteado a la izquierda histórica y revolucionaria de la relación entre la lucha por la ampliación y profundización de la democracia y su carácter de clase. O dicho de otro modo, la relación entre la lucha democrática y la capacidad de la izquierda de ir paulatinamente conduciéndola y no estar supeditada en el sistema, a los intereses de las clases dominantes.
El Partido Comunista ha planteado ir avanzando en la participación en todos los espacios sociales y políticos posibles y ya no solamente en algunos, como las luchas sectoriales o la movilización social. Para ello ha ido estableciendo alianzas tácticas, acuerdos o pactos con el adversario concertacionista, que hoy es parte del bloque dominante, para golpear al enemigo principal, la derecha.
La cuestión es que los desacuerdos que pudieran establecerse en algunos sectores de la izquierda o sectores de base, se refieren justamente si en este ejercicio democrático, propiamente político, es posible mantener la autonomía y desde ella crecer y ser capaz de representar y conducir a amplias capas y clases dominadas y no ser absorbidos por los objetivos del adversario.
De mi punto de vista, como sociólogo, pero también como militante del PC, el Pacto o Acuerdo apunta en el sentido correcto, puesto que ya van 37 años en que el Partido ha estado no solamente excluido o marginado (esta conceptualización siempre se refiere a los otros, es decir siempre hay otros que excluyen o marginan), sino más bien, producto de la historia nacional reciente y por decisiones propias, en una lucha frontal contra la dominación: en un primer momento contra la dictadura y en segundo momento histórico, contra los sectores que dirigieron una salida pactada de la dictadura con el propio pinochetismo, y que actualmente administran el modelo neoliberal heredado.
En mi opinión, más allá de las declaraciones, la lucha actual de profundización democrática, no solamente tiene que ver con golpear a la derecha pinochetista e impedir su ascenso al poder, sino fundamentalmente con ocupar todos los espacios democráticos posibles, que a la vez que provoquen un certero golpe al pinochetismo, profundicen el sistema democrático y sobretodo, generen un propio crecimiento, una mayor capacidad de representación y conducción de los sectores populares y dominados en general, para la transformación del sistema y del modelo imperante.
Es cierto, y no se puede dejar de mencionar, que esta táctica provoca ciertas externalidades o efectos indeseados, tales como supeditar a las bases a los acuerdos establecidos o eventualmente desradicalizar las luchas populares, en la medida que todos los esfuerzos de la coyuntura, y especialmente en períodos eleccionarios como este, apuntan a respetar los acuerdos con el adversario y no confrontarlo totalmente, al menos en los espacios de la omisión. Pero también es cierto que los efectos coyunturalmente negativos, están sujetos a un efecto principal, que es la ampliación de la participación democrática del partido y del JPM y de su capacidad futura de representación y conducción política y de generación de un proyecto popular altamente convocante.
Es de alguna manera, entender que hoy, dadas las condiciones de desconstrucción democrática y dominio del neoliberalismo concertacionista y ultraderechista, es necesario no solo estar en la trinchera contra el sistema de dominación en su conjunto, sino también realizar movimientos tácticos que permitan avanzar en los objetivos superiores, de construcción de la alternativa popular al neoliberalismo, a la concertación y la derecha.
Si todos en el Partido y junto a nuestros aliados, somos capaces de entender el movimiento táctico, no solo empujaremos con fuerza las acciones necesarias, sino que a la vez estaremos plenamente conscientes de que este movimiento, es eso, un movimiento táctico y no una alianza electoral y política con la concertación.
Es ni más ni menos un acuerdo básico, que particularmente nos permite como Partido crecer, representar y conducir de mejor manera a los actores en los procesos políticos y sociales, y hoy junto a la concertación, como parte del bloque antiderecha, detener a la derecha en su intento de acceder al poder político y con ello monopolizar la totalidad del poder.
Con una derecha derrotada y una concertación en evidente crisis, a partir de septiembre del 2008, concursaremos desde todos los espacios, desde este sistema político constreñido, desde las luchas sectoriales, desde las movilizaciones legítimas de amplios sectores del pueblo, por el más amplio apoyo de masas, para la construcción de una alternativa popular al modelo dominante.
Mas temprano que tarde, seremos capaces nuevamente de hacer de nuestra patria un país de amplias libertades e igualdad social, donde todos los trabajadores y trabajadoras de Chile tendremos un lugar preponderante en el nuevo gobierno democrático y popular.
___________________________________
II.- PRECISIONES EN TORNO AL DOCUMENTO
A PROPÓSITO DEL ACUERDO O PACTO POR OMISIÓN
En el breve documento anterior, establezco a propósito del pacto por omisión, que “la cuestión es que los desacuerdos que pudieran establecerse en algunos sectores de la izquierda o sectores de base, se refieren justamente si en este ejercicio democrático, propiamente político, es posible mantener la autonomía y desde ella crecer y ser capaz de representar y conducir a amplias capas y clases dominadas y no ser absorbidos por los objetivos del adversario”.
Bueno, me gustaría a partir de este punto profundizar algunas cuestiones para ir fijando de manera más justa mi análisis y mi posición.
Lo que me interesa recalcar, es que el Pacto necesariamente significa: un movimiento táctico, que por decirlo de alguna manera, activa al Partido en su estrategia de mayor aliento, de ir conformando un bloque político y social por grandes cambios al modelo económico y político desde el sistema político de partidos. Pero a la vez, esto no significa olvidar, ni mucho menos lo que nos decía nuestra querida Gladys al caracterizar a la Concertación: El “viraje y transformación de la Concertación en una fuerza política del capitalismo neoliberal que se comenzó a producir ya durante la dictadura, cuando se recompuso la lucha del pueblo y se transformó en un poderoso y combativo movimiento de millones de chilenos luchando por la democracia. Y nos reafirmaba: después, la derecha y la Concertación, consolidaron su Pacto estratégico, que significó la clausura de una transición real a la democracia y la mantención de todo lo esencial del sistema económico e institucional impuesto por la dictadura”.
Más aún, es justamente debido a este diagnostico de la situación política nacional, que es necesario realizar todos los movimientos tácticos para romper el cerco impuesto por el pinochetismo y la concertación.
Hoy se dan las posibilidades, de que a partir del acuerdo por omisión, se puedan duplicar la cantidad de alcaldes del Partido y/o del JPM y evidentemente se sientan las bases para preparar un acuerdo del mismo tipo a nivel parlamentario, que permita a las fuerzas de izquierda estar en el parlamento de la república por primera vez después de 37 años de lucha ininterrumpida contra el bloque neoliberal dominante, lucha que en el período 1973-2008 se dio en la clandestinidad, en las calles, en las movilizaciones y en los sectores sociales y productivos. Justamente estas luchas encabezada por aquellos que ya no están, han permitido que lleguemos como fuerza social y política en crecimiento, a poner nuestras condiciones sobre la mesa de esta democracia protegida y de este modelo económico injusto.
Pero en relación a este punto, tampoco es posible olvidar a otro de los nuestros, Luís Emilio Recabarren, que nos planteó ya en 1922 que “el objeto que nos lleva al parlamento, a la Cámara de Diputados o al Senado, es única y exclusivamente conquistar una posición más para nuestra propaganda revolucionaria, anticapitalista y de ataque directo al estado burgués y a sus instituciones decrépitas (…) Nosotros sostenemos que la tarea de propaganda y de crítica desde un sillón del Senado que puede hacer un representante comunista, beneficia y alcanza a todo el proletariado y por lo tanto, a toda la masa trabajadora”.
Finalmente y a partir del nuevo movimiento táctico que nos puede colocar nuevamente en el espacio de la institucionalidad política, no es posible olvidar nuestra propia experiencia reciente. En la lucha contra la dictadura, el Partido levantó la Política de la Rebelión Popular de Masas, es decir todas las formas de lucha contra el fascismo. Hoy, el estar presente en las luchas electorales y de manera cada vez más eficaz, nos permitirá combinar resueltamente la lucha electoral y las capacidades de representación de nuestros líderes políticos y sociales, con las luchas y movilizaciones sociales. Desarrollar múltiples y variadas formas de lucha democrática.
Puesto que el estar presente en el sistema político de partidos, no ha significado en la historia del partido y no debe significar nunca el dejar de estar junto al pueblo en las calles, en los lugares de trabajo, en las universidades, liceos y escuelas, en las comunas populares, luchando codo a codo por la democracia y la justicia social. Ni menos si las condiciones cambian a un gobierno autocrático o la tiranía no usar todas las capacidades de lucha que el partido tiene cono acervo histórico. La cuestión, a mi entender, es siempre actuar en consonancia con la situación política nacional y realizar las acciones tácticas acordes a las condiciones realmente existentes.