x Fesal Chain
Ha pasado durante los últimos 40 años, literalmente, mucha sangre bajo los puentes, en nuestra historia y en la historia de la humanidad, en la lucha de los trabajadores por sus derechos, por la igualdad, por la democracia popular. Han habido avances y retrocesos, no solamente en relación a la obtención del poder por parte del proletariado, sino también en la forma de administración de éste y en la puesta en marcha de modelos del poder popular.
Y hace ya 20 años, el neoliberalismo socialdemócrata y ultraderechista, ha monopolizado las respuestas a los problemas del pueblo, a sus necesidades y anhelos, sin dar respuesta efectiva e estos problemas y necesidades. El capitalismo financiero e informatizado, se ha enseñoreado en nuestra patria y en gran parte del mundo. Hace 20 años la derrota fue real. La derrota de la izquierda y de los revolucionarios. Pero esto ha cambiado, porque si existe un lección de la propia historia, es que es dinámica, se mueve y nunca está dicha la última palabra. En China, Vietnam, la India, Nepal, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, en las montañas del México maya y en muchas partes del mundo, la izquierda continúa viva y dirigiendo los procesos de participación popular camino al socialismo del siglo XXI.
Y esto es muy simple de explicar, la lucha de clases, que hoy podemos entender, no es el único motor de las luchas populares, sigue siendo determinante en ellas y producto de las relaciones sociales de producción, distribución y consumo del capital financiero hoy globalizado. Mientras exista capitalismo, habrá lucha de clases, esta ley, que no es sino la ley del valor, está probada en la práctica histórica.
Pero también se han probado otras leyes del propio caminio de construcción socialista. Ya lo planteó Luis Corvalán en sus reflexiones sobra la caída de los socialismos reales, cuando afirmó que un modelo de comunismo sin mercado, de planificación centralizada, no fue el mejor camino para responder a las necesidades de las amplias capas de la población. En la Checoslovaquia de Dubcek, fue posible un comunismo de mercado, sin que este mecanismo de la economía generara concentración de riqueza en manos privadas, en tanto las empresas siempre fueron de propiedad estatal y de los trabajadores.
Otra ley de la construcción socialista, es que debe ser indisoluble la revolución, la defensa armada de ella, el poder popular y la democracia política. En aquellos paises en que el estalinismo como modelo de construcción política se impuso, las masas trabajadoras fueron paulatinamente restando apoyo a los procesos de construcción de sociedades igualitarias. El tema es complejo pero es necesario entender que el igualitarismo radical, donde una casta político-militar dirige ferreámente los procesos del poder popular, genera en el tiempo un divorcio entre los destacamentos y el pueblo. En este mismo sentido, el concurso democrático por la dirección de la revolución de los distintos destacamentos del proletariado, se hace una necesidad imperiosa, no es deseable ni eficaz una lucha interna al interior de las direcciones proletarias por imponerse unos sobre otros, la unidad del proletariado debe tener un justo correlato en la unidad de los destacamentos políticos del mundo de los trabajadores y del mundo popular y no una mera unidad nominal sino unidad en la diversidad. Todo dentro de la revolución y nada fuera de ella, pero todo realmente, los consensos y disensos en la manera de llevar adelante el proceso de cambios.
Esta reflexión teórica es necesaria hoy día, y estamos felizmente en un período de ascenso de las luchas populares y la izquierda consecuente ya sea en la oposición o en el estado, debe tomar las reflexiones producto de las experiencias históricas de la propia izquierda, sus aciertos y sus errores. Estamos en un período histórico magnífico y maravilloso, pues podemos gracias a nuestros actos buenos o malos, construir una forma y un modelos de relación al interior de los propios partidos de la izquierda y entre estos y el mundo popular y de los trabajadores, que nos permita implementar procesos exitosos y perdurables.
Hay otros elementos que es necesario analizar, pero que podremos hacerlo en otros artículos, tales como la relación del mundo de los trabajadores, de los partidos de la izquierda con las fuerzas armadas en un país como el nuestro, en que éstas tradicionalmente han sido instrumento de las clases dominantes para imponer, valga la redundancia, la dominación burguesa y el capitalismo financiero.
Y hace ya 20 años, el neoliberalismo socialdemócrata y ultraderechista, ha monopolizado las respuestas a los problemas del pueblo, a sus necesidades y anhelos, sin dar respuesta efectiva e estos problemas y necesidades. El capitalismo financiero e informatizado, se ha enseñoreado en nuestra patria y en gran parte del mundo. Hace 20 años la derrota fue real. La derrota de la izquierda y de los revolucionarios. Pero esto ha cambiado, porque si existe un lección de la propia historia, es que es dinámica, se mueve y nunca está dicha la última palabra. En China, Vietnam, la India, Nepal, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, en las montañas del México maya y en muchas partes del mundo, la izquierda continúa viva y dirigiendo los procesos de participación popular camino al socialismo del siglo XXI.
Y esto es muy simple de explicar, la lucha de clases, que hoy podemos entender, no es el único motor de las luchas populares, sigue siendo determinante en ellas y producto de las relaciones sociales de producción, distribución y consumo del capital financiero hoy globalizado. Mientras exista capitalismo, habrá lucha de clases, esta ley, que no es sino la ley del valor, está probada en la práctica histórica.
Pero también se han probado otras leyes del propio caminio de construcción socialista. Ya lo planteó Luis Corvalán en sus reflexiones sobra la caída de los socialismos reales, cuando afirmó que un modelo de comunismo sin mercado, de planificación centralizada, no fue el mejor camino para responder a las necesidades de las amplias capas de la población. En la Checoslovaquia de Dubcek, fue posible un comunismo de mercado, sin que este mecanismo de la economía generara concentración de riqueza en manos privadas, en tanto las empresas siempre fueron de propiedad estatal y de los trabajadores.
Otra ley de la construcción socialista, es que debe ser indisoluble la revolución, la defensa armada de ella, el poder popular y la democracia política. En aquellos paises en que el estalinismo como modelo de construcción política se impuso, las masas trabajadoras fueron paulatinamente restando apoyo a los procesos de construcción de sociedades igualitarias. El tema es complejo pero es necesario entender que el igualitarismo radical, donde una casta político-militar dirige ferreámente los procesos del poder popular, genera en el tiempo un divorcio entre los destacamentos y el pueblo. En este mismo sentido, el concurso democrático por la dirección de la revolución de los distintos destacamentos del proletariado, se hace una necesidad imperiosa, no es deseable ni eficaz una lucha interna al interior de las direcciones proletarias por imponerse unos sobre otros, la unidad del proletariado debe tener un justo correlato en la unidad de los destacamentos políticos del mundo de los trabajadores y del mundo popular y no una mera unidad nominal sino unidad en la diversidad. Todo dentro de la revolución y nada fuera de ella, pero todo realmente, los consensos y disensos en la manera de llevar adelante el proceso de cambios.
Esta reflexión teórica es necesaria hoy día, y estamos felizmente en un período de ascenso de las luchas populares y la izquierda consecuente ya sea en la oposición o en el estado, debe tomar las reflexiones producto de las experiencias históricas de la propia izquierda, sus aciertos y sus errores. Estamos en un período histórico magnífico y maravilloso, pues podemos gracias a nuestros actos buenos o malos, construir una forma y un modelos de relación al interior de los propios partidos de la izquierda y entre estos y el mundo popular y de los trabajadores, que nos permita implementar procesos exitosos y perdurables.
Hay otros elementos que es necesario analizar, pero que podremos hacerlo en otros artículos, tales como la relación del mundo de los trabajadores, de los partidos de la izquierda con las fuerzas armadas en un país como el nuestro, en que éstas tradicionalmente han sido instrumento de las clases dominantes para imponer, valga la redundancia, la dominación burguesa y el capitalismo financiero.
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