x Fesal Chain
Es muy antigua y extensa la discusión de las llamadas desviaciones de la Izquierda hacia posiciones de derecha o de ultraizquierda en el espacio de operaciones posibles de los partidos y movimientos.
En primer lugar a mi me gusta rescatar un concepto que estudiamos largamente en Economía Política y que planteaba que la Izquierda era o existía, en tanto tenía una posición anticapitalista. Esa es una definición que no llama a equívocos.
Por otra parte un elemento enriquecedor de este debate lo plantea un texto denominado Lo Militar en la Política de los años 80, realizado por Camilo, y citado por el profesor Augusto Samaniego en el que se afirma latamente: " ...desde el punto de vista metodológico-teórico es indiscutible que las ‘desviaciones’ ideológicas no se dividen en de izquierda o derecha; forman un todo sistémico. Pero, lo más relevante en la experiencia chilena había sido la incapacidad teórica y política para prever y abordar estratégicamente la definición del ‘problema de poder’ y de la objetivamente necesaria tendencia a la ‘contrarevolución’, sostenida con todos los recursos del imperialismo norteamericano y la gran burguesía. Las reacciones de ‘ultraizquierda’ –con todo el grave daño que causaron la unidad de orientación y conducción estratégica del proyecto de la UP- sólo pueden analizarse desde la carencia de una concepción integral de la estrategia revolucionaria; a eso le llamaba ‘desviaciones de derecha’. Dice, por ejemplo: “Inscribiéndose el fenómeno ‘izquierdista’ dentro del hecho positivo mayor que es la inclinación masiva de importantes sectores intermedios al campo de la revolución, el que ésta (la ultraizquierda) ocupe un espacio operativo mayor que el objetivamente permisible, dependerá en último término del propio movimiento obrero, de la existencia en él de una política de principios multilateralmente revolucionaria, y de la capacidad del Partido de vanguardia para no dejar ni problemas, ni formas orgánicas, ni acciones vacantes a la acción aventurera y anarquista”. Se agrega que durante la UP hubo distintas debilidades para impulsar iniciativas que correspondían al ‘estado de ánimo’ de los movimientos populares. Esos errores, se dice, hicieron posible que la ‘ultraizquierda’ penetrara más fácilmente en algunos partidos ‘del proletariado’. Y se remata: “...En fin de cuentas, muchas veces ‘el izquierdismo’ no es otra cosa que ‘la expiación de los pecados reformistas’ del movimiento obrero”...”Las desviaciones de izquierda y derecha existieron dialécticamente enlazadas...en sus respectivas visiones unilaterales de la realidad que se vivía”... “Las desviaciones de derecha se manifestaron en concepciones...que constreñían ...el desarrollo de la revolución a un movimiento meramente evolutivo...”.
No es necesario explicarlo, esta visión en su contexto histórico se plantea problemas centrales del accionar de los partidos de la clase obrera, la revolución, su defensa, y la constitución reformista o revolucionaria, que si tienen que ver con el poder de las clases sociales dominadas.
Vista así las cosas: Reafirmar un declarado y potente anticapitalismo y la capacidad de acceder o construir el poder y defenderlo, son cuestiones bastante más importantes para la izquierda histórica y los genuinos partidos obreros, que los largos debates inconducentes, propio de la intelectualidad de la clase media, de que si somos de derecha o de izquierda dentro de la izquierda o que si determinadas tácticas no hacen convertirnos en infantilistas o socialdemócratas, claro, éstas son cuestiones relativamente importantes, pero incomparablemente menores con la de emplazar una fuerza social y política anticapitalista con vocación de poder y defensa del proceso de cambios radicales.
Ya está bueno de quedarnos en una cierta retórica y debemos ir desde desde los movimientos tácticos necesarios, redefiniendo estas y no otras cuestiones, que más allá del potente poder de la burguesía financiera chilena y mundial, del potente dominio de sus partidos concertacionistas y de la derecha y más allá del rol de las fuerzas armadas en esta defensa, la izquierda latinoamericana y asiática ya están gobernando y haciendo la revolución social, que tanto requiere Chile en estas horas aciagas.
En primer lugar a mi me gusta rescatar un concepto que estudiamos largamente en Economía Política y que planteaba que la Izquierda era o existía, en tanto tenía una posición anticapitalista. Esa es una definición que no llama a equívocos.
Por otra parte un elemento enriquecedor de este debate lo plantea un texto denominado Lo Militar en la Política de los años 80, realizado por Camilo, y citado por el profesor Augusto Samaniego en el que se afirma latamente: " ...desde el punto de vista metodológico-teórico es indiscutible que las ‘desviaciones’ ideológicas no se dividen en de izquierda o derecha; forman un todo sistémico. Pero, lo más relevante en la experiencia chilena había sido la incapacidad teórica y política para prever y abordar estratégicamente la definición del ‘problema de poder’ y de la objetivamente necesaria tendencia a la ‘contrarevolución’, sostenida con todos los recursos del imperialismo norteamericano y la gran burguesía. Las reacciones de ‘ultraizquierda’ –con todo el grave daño que causaron la unidad de orientación y conducción estratégica del proyecto de la UP- sólo pueden analizarse desde la carencia de una concepción integral de la estrategia revolucionaria; a eso le llamaba ‘desviaciones de derecha’. Dice, por ejemplo: “Inscribiéndose el fenómeno ‘izquierdista’ dentro del hecho positivo mayor que es la inclinación masiva de importantes sectores intermedios al campo de la revolución, el que ésta (la ultraizquierda) ocupe un espacio operativo mayor que el objetivamente permisible, dependerá en último término del propio movimiento obrero, de la existencia en él de una política de principios multilateralmente revolucionaria, y de la capacidad del Partido de vanguardia para no dejar ni problemas, ni formas orgánicas, ni acciones vacantes a la acción aventurera y anarquista”. Se agrega que durante la UP hubo distintas debilidades para impulsar iniciativas que correspondían al ‘estado de ánimo’ de los movimientos populares. Esos errores, se dice, hicieron posible que la ‘ultraizquierda’ penetrara más fácilmente en algunos partidos ‘del proletariado’. Y se remata: “...En fin de cuentas, muchas veces ‘el izquierdismo’ no es otra cosa que ‘la expiación de los pecados reformistas’ del movimiento obrero”...”Las desviaciones de izquierda y derecha existieron dialécticamente enlazadas...en sus respectivas visiones unilaterales de la realidad que se vivía”... “Las desviaciones de derecha se manifestaron en concepciones...que constreñían ...el desarrollo de la revolución a un movimiento meramente evolutivo...”.
No es necesario explicarlo, esta visión en su contexto histórico se plantea problemas centrales del accionar de los partidos de la clase obrera, la revolución, su defensa, y la constitución reformista o revolucionaria, que si tienen que ver con el poder de las clases sociales dominadas.
Vista así las cosas: Reafirmar un declarado y potente anticapitalismo y la capacidad de acceder o construir el poder y defenderlo, son cuestiones bastante más importantes para la izquierda histórica y los genuinos partidos obreros, que los largos debates inconducentes, propio de la intelectualidad de la clase media, de que si somos de derecha o de izquierda dentro de la izquierda o que si determinadas tácticas no hacen convertirnos en infantilistas o socialdemócratas, claro, éstas son cuestiones relativamente importantes, pero incomparablemente menores con la de emplazar una fuerza social y política anticapitalista con vocación de poder y defensa del proceso de cambios radicales.
Ya está bueno de quedarnos en una cierta retórica y debemos ir desde desde los movimientos tácticos necesarios, redefiniendo estas y no otras cuestiones, que más allá del potente poder de la burguesía financiera chilena y mundial, del potente dominio de sus partidos concertacionistas y de la derecha y más allá del rol de las fuerzas armadas en esta defensa, la izquierda latinoamericana y asiática ya están gobernando y haciendo la revolución social, que tanto requiere Chile en estas horas aciagas.
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