Qué es ser comunista hoy en día. No es fácil entrar en el terreno de las definiciones. Es decir en el de las definiciones esquemáticas es fácil, pero en la de aquellas que tienen que ver con el espíritu, esas son muy complejas.
Dice Marx en La Sagrada Familia: “La más importante propiedad de la materia es el movimiento, pero no solamente un movimiento mecánico y matemático, sino más como tendencia, como espíritu viviente, como tensión, o según la expresión de Jacobo Böehme, como «tormento» de la materia” ...Lo explica acertadamente un integrante de la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm: Para Marx, el hombre se caracteriza por el principio del movimiento y es significativo que cite al gran místico Jacobo Böehme en relación con este punto. El principio del movimiento no debe entenderse mecánicamente sino como un impulso, vitalidad creadora, energía; la pasión humana, para Marx es la fuerza esencial del hombre buscando enérgicamente su objeto”.(1)
De esta manera no se trata de hacer definiciones de doctrina solamente, sino de explicar cual es nuestro impulso, nuestra vitalidad creadora, nuestra pasión que nos impele a ser comunistas, como diría Carlos Perez, profesor de la Universidad ARCIS, ser Comunistas otra vez.
Y he aquí, que a mi juicio, la búsqueda de la justicia social, de la igualdad, de la austeridad, de la humildad, en toda la máxima expresión de la palabra es el motor central del ser comunista. Sin querer personalizar, hace un día fuimos algunos compañeros a pegar carteles, en la noche, para un candidato a concejal. Yo de rodillo pintarrajeaba los muros con engrudo. Se acercaron unos rondines y uno de ellos dijo, oiga usted, es igual al de los carteles y era así. Era el mismo candidato quien los pegaba. Andaba de batalla con todos nostros, no era populismo. Era él, con su humanidad a cuestas, con los compañeros y compañeras bajo las mismas estrellas del mismo cielo. Al respecto, siempre me quedó en la retina , que cuando HoChiMin tomó las riendas de la nueva república del Vietnam, no se cambio de casa. Siguió viviendo muy humildemente, como cuando estaba en la lucha, junto a los campesinos de su patria.
El cristianismo católico ha perdido sus cartas de nobleza, cuando vemos que los funcionarios de Dios, están tan, pero tan lejos de vivir como vivió Cristo, que nunca ocupo los palacios de los reyes de su tiempo, ni vivió como aquellos a quienes criticaba. Cuando uno ve que los dirigentes son cercanos, que comparten el dia a dia y conversan y se abren a distintas perspectivas de cada compañero y compañera, cuando están en la calle dando la pelea, entonces uno se siente emocionado, marcando la diferencia. Mostrando con orgullo los valores que nos convocan. Mostrando con alegría que somos distintos a aquellos que criticamos. Dan ganas de gritar mirennos, no somos como esos que quieren dirigirlos y que no los ven ni sienten sus vivencias en carne propia.
Cuando se es capaz de de admitir que uno es uno más, desde su especificidad, en la lucha por un Chile más justo e igualitario, que es uno más, como cualquier otro u otra que lucha por lo mismo y que no busca como un burgués o pequeño burgués gentilhombre, las comodidades superfluas, las "cosas", que entre otras cosas, nos hacen alejarnos del mundo que decimos amar, cuando uno está con aquellos que ama y no dando lecciones o "representándolos" o "dirigiéndolos", entonces, se hace visible como una llamarada, una lengua de fuego, que es ser comunista hoy. Algo así como los antiguos cristianos o como nuestros héroes, que en la práctica cotidiana de dar todo por los ideales que siempre nos han convocado, se preocuparon de ser coherentes y de vivir como pensaban y decían y estar siempre codo a codo , en su sencillez, con los más sencillos.
(1) (Extracto del libro "La Masonería - Política y sociedades secretas" de Emilio J. Corbière)
Dice Marx en La Sagrada Familia: “La más importante propiedad de la materia es el movimiento, pero no solamente un movimiento mecánico y matemático, sino más como tendencia, como espíritu viviente, como tensión, o según la expresión de Jacobo Böehme, como «tormento» de la materia” ...Lo explica acertadamente un integrante de la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm: Para Marx, el hombre se caracteriza por el principio del movimiento y es significativo que cite al gran místico Jacobo Böehme en relación con este punto. El principio del movimiento no debe entenderse mecánicamente sino como un impulso, vitalidad creadora, energía; la pasión humana, para Marx es la fuerza esencial del hombre buscando enérgicamente su objeto”.(1)
De esta manera no se trata de hacer definiciones de doctrina solamente, sino de explicar cual es nuestro impulso, nuestra vitalidad creadora, nuestra pasión que nos impele a ser comunistas, como diría Carlos Perez, profesor de la Universidad ARCIS, ser Comunistas otra vez.
Y he aquí, que a mi juicio, la búsqueda de la justicia social, de la igualdad, de la austeridad, de la humildad, en toda la máxima expresión de la palabra es el motor central del ser comunista. Sin querer personalizar, hace un día fuimos algunos compañeros a pegar carteles, en la noche, para un candidato a concejal. Yo de rodillo pintarrajeaba los muros con engrudo. Se acercaron unos rondines y uno de ellos dijo, oiga usted, es igual al de los carteles y era así. Era el mismo candidato quien los pegaba. Andaba de batalla con todos nostros, no era populismo. Era él, con su humanidad a cuestas, con los compañeros y compañeras bajo las mismas estrellas del mismo cielo. Al respecto, siempre me quedó en la retina , que cuando HoChiMin tomó las riendas de la nueva república del Vietnam, no se cambio de casa. Siguió viviendo muy humildemente, como cuando estaba en la lucha, junto a los campesinos de su patria.
El cristianismo católico ha perdido sus cartas de nobleza, cuando vemos que los funcionarios de Dios, están tan, pero tan lejos de vivir como vivió Cristo, que nunca ocupo los palacios de los reyes de su tiempo, ni vivió como aquellos a quienes criticaba. Cuando uno ve que los dirigentes son cercanos, que comparten el dia a dia y conversan y se abren a distintas perspectivas de cada compañero y compañera, cuando están en la calle dando la pelea, entonces uno se siente emocionado, marcando la diferencia. Mostrando con orgullo los valores que nos convocan. Mostrando con alegría que somos distintos a aquellos que criticamos. Dan ganas de gritar mirennos, no somos como esos que quieren dirigirlos y que no los ven ni sienten sus vivencias en carne propia.
Cuando se es capaz de de admitir que uno es uno más, desde su especificidad, en la lucha por un Chile más justo e igualitario, que es uno más, como cualquier otro u otra que lucha por lo mismo y que no busca como un burgués o pequeño burgués gentilhombre, las comodidades superfluas, las "cosas", que entre otras cosas, nos hacen alejarnos del mundo que decimos amar, cuando uno está con aquellos que ama y no dando lecciones o "representándolos" o "dirigiéndolos", entonces, se hace visible como una llamarada, una lengua de fuego, que es ser comunista hoy. Algo así como los antiguos cristianos o como nuestros héroes, que en la práctica cotidiana de dar todo por los ideales que siempre nos han convocado, se preocuparon de ser coherentes y de vivir como pensaban y decían y estar siempre codo a codo , en su sencillez, con los más sencillos.
(1) (Extracto del libro "La Masonería - Política y sociedades secretas" de Emilio J. Corbière)
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