(Extracto del discurso realizado el 15 de agosto de 1989, en el Teatro Cariola, por Jecar Nehgme Cristi, con motivo de los 24 años de la fundación del MIR. No pudo leerlo completo pues desde la galería fue interrumpido por elementos anónimos que lo obligaron a improvisar hasta lograr imponerse sobre la audiencia. Este amargo incidente, según consta en la investigación judicial, fue uno de los hechos que evaluaron sus victimarios para asesinarle, pues les permitía disfrazar el crimen como producto de rencillas entre fracciones miristas)
Camaradas y Compañeros:
Nos hemos convocado bajo la consigna de recuento de siglo con el fin de celebrar y dar testimonio del XXIV aniversario de un Partido hijo de este siglo, de esta época de esperanzas y convulsiones.
Hace 24 años atrás un grupo de revolucionarios de distintas vertientes políticas y generacionales se unían bajo la convicción de que los métodos y políticas de la izquierda hasta ese entonces existentes estaban en crisis y con la visión histórica de que América Latina y en el mundo bajo dominio capitalista era inminente el advenimiento de la Revolución Socialista.
La Declaración de Principios del MIR señalaba que “el rasgo más sobresaliente de este siglo es el carácter mundial del proceso revolucionario. Todos los continentes han sido sacudidos por la historia y la relación de fuerzas entre las clases han cambiado en un sentido desfavorable al imperialismo” y agregaba que “han comenzado a surgir movimientos revolucionarios nuevos que abren la perspectiva histórica para la superación de la crisis de la dirección del proletariado”.
A los ejemplos de Vietnam, cuba y del Che, de la lucha anticolonialista de los pueblos de Africa, se suma el hecho de que el MIR se entronca con un pensamiento de izquierda siempre existentes en Chile, un potencial de lucha y las necesidades concretas de nuestro pueblo, particularmente de los jóvenes, el campesinado pobre y los más humildes elementos junto a la convicción de alcanzar la Revolución Proletaria en Chile ayudaron a configurar un partido original, un destacamento revolucionario acorde a las necesidades del Chile del siglo XX.
A poco andar y bajo la conducción de Miguel Enríquez, en el MIR se fue afiatando un pensamiento más sólido que en trazos generales implicó enriquecer nuestra estrategia de Revolución Proletaria con las tareas de construcción del Poder Popular, con el desarrollo de una Fuerza Social Revolucionaria, expresión de la alianza de los trabajadores, el campesinado y los pobres del campo y la ciudad, con la incorporación de la lucha armada a los métodos de acción política de los trabajadores y el pueblo y finalmente, con el desarrollo de un pensamiento socialista independiente, frontalmente crítico del estalinismo, altamente internacionalista y altamente respetuoso del protagonismo de masas en el socialismo.
Todo esto bajo una visión que colocaba como sujeto al pueblo, de ahí que el MIR planteó una visión político-militar y una audaz visión de la oportunidad política, de intervenir disputando la dirección de la lucha de las clases con los elementos reales de la correlación de fuerzas.
Elementos sintetizados en la consigna Pueblo, Conciencia y Fusil, elementos que se convirtieron en ingredientes de nuestra identidad y que son la amalgama fundamental con la que se construyo el MIR y con la que hoy se deben formar los miristas.
Ya son 24 años desde aquella fundación en una vieja casa de un tipógrafo anarquista en el barrio San Francisco. Veinticuatro años de vitalidad en un Partido que nació para luchar y vencer. Y vaya que ha luchado... y también ha vencido las más difíciles pruebas, estando todavía pendiente como gran desafío la conquista de una Democracia de los Trabajadores, del Socialismo, tarea histórica a la que no hemos renunciado y no renunciaremos.
La entrega del MIR ha sido generosa y los costos que debimos pagar por nuestro ideario y consecuencia han sido altísimos. En nuestra trayectoria hemos perdido lúcidos militantes y grandes dirigentes.
Compañeros caídos en combate, muertos en las mazmorras de la DINA-CNI o desaparecidos por los servicios de seguridad de este régimen. Compañeros internacionalistas que se incorporan al MIR y derramaron en Chile su sangre generosa, compañeros miristas que cayeron en las revoluciones de Nicaragua y Salvador y tantas otras partes, por una América diferente.
Hermanos, Camaradas, Precursores, hombres de todas las edades y de todos los oficios.
Luchadores sociales de un pueblo que no se ha cansado de vivir.
Compañeros caídos, Nadie de nosotros podrá reemplazarlos. Ni siquiera lo intentaremos. Seremos continuidad en esta larga lucha, avanzaremos en acción y pensamiento hasta derrotar a nuestros enconados enemigos.
Y si hoy estamos aquí es porque somos vencedores y porque no descansaremos hasta que el ejemplo de los nuestros se convierta en una sociedad justa, con hombres plenos construyendo un verdadero paraíso.
Y si la continuidad del MIR estuvo amenazada, si Contreras dijo en aquel fatídico 5 de octubre de 1974, “el MIR está muerto”. Nosotros hoy respondemos: Míranos Contreras, Pinochet acá estamos presentes, los enemigos que matasteis están vivos. Y porque estamos vivos es que no habrá olvido y sí estamos vivos nuestra lucha fue justa y calamos en lo más hondo de nuestro pueblo”.
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