X Fesal Chain
Lo sabemos pero no lo decimos, el miedo a veces nos corroe el espíritu, pero si somos cobardes por constitución biólogica, debemos ser valientes por decisión cognitiva, para llegar a la emoción y reconstruir la acción transformadora.
Los partidos políticos, que tanto nos repiten, serían los soportes del régimen democrático, van perdiendo paso a paso, su legitimidad como representantes o movilizadores del deseo y de las luchas populares. Como dice Santiago del Nuevo Extremo, la creación es dar un paso nuevo, en la avenida, un domingo o un martes, da lo mismo el orden.
Cuando el conjunto de partidos representan solo en las urnas a 9 millones de 11 millones, cuando de los 9 millones que votan, se declara al menos un tercio independientes, tenemos que solo 6 millones de chilenos y chilenas se sienten representados por el discurso tradicional. Y esto en el ambito de la representación. El padrón de militantes de los partidos es extremadamente limitado hoy.
Claro, no va a faltar aquel que me enrostre, que tengo un discurso antipartido, y por tanto un discurso anti democrático o anarquista. Nada más lejos. Se trata de reconstruir el régimen de partidos como partido de cuadros y de masas en movimiento, se trata en el fondo de reconstruir la relación de la izquierda con las masas, de manera orgánica y territorial también, para la construcción de la democracia popular y el Estado Social.
Lo que pasa realmente y no hay que ser un cientista político, ni un preclaro dirigente para darse cuenta, es que son los partidos políticos cada vez más desprestigiados, los que realmente tienen un discurso anti popular, anti intereses de las mayorías. Y no se hacen cargo. Ningún partido hoy, desde la izquierda histórica a la ultraderecha fascista.
Pero no se trata, claro está de terminar con los partidos, sería un proyecto fracasado de antemano, sería un proyecto propiamente de corte gremialista como la UDI lo ha pretendido desde hace mucho.
La idea que me parece, y no es el descubrimiento de la pólvora ni de la rueda, es la necesraia re-creación de la izquierda en su conjuto como destacamentos movimientistas y como partidos. El movimiento social y político autónomo, recrea al partido, lo hace permeable a la cultura y al ejercicio dinámico de aquellos que sin pertenecer al destacamento mismo, se sienten cercanos justamente a la cultura que el partido representa. El partido yuxtapuesto al movimiento se insufla de nuevos aires, se llena de oxígeno, se abre al mundo no partidista en el diálogo fecundo.
Puede ser abstracto, pero ayuda la idea del círculo concéntrico. Partido como núcleo que interactúa con la sociedad civil, y los movimientos sociales, las clases y los grupos que rodean al partido, lo permean y de tanto en tanto lo abandonan y vuelven a rodearlo.
El estado islámico, la democracía Iraní se ha ido constituyendo de esta manera. Es la idea de la democracia nacional popular oriental y no la idea de la democracia representativa burguesa occidental.
Si la izquierda y el pueblo logran un tipo de relación dinámica, no hará falta un enorme listado de normas partidarias, estatutos y órganos de control para la relación, ni tampoco la política de las promesas. La idea es que el partido y el pueblo constituyen finalmente un sistema completo de interacciones dinámicas en que el partido deja de ser el destacamento socialdemócrata meramente electoral o de acarreo de masas y también deja ser el viejo partido estalinista como casta política y militar lúcida que en sius conclusiones y directrices termina superponiéndose a los intereses de las bases y también a los intereses de las masas.
Un ejemplo para comprender esto, es situarse en la siguiente pregunta. Para el pueblo, qué es más importante hoy, el romper el cerco de la exclusión de los comunistas o terminar con el régimen de injusticia social y de democracia protegida de la concertación.
A mi me parece que lo último, sin que lo primero sea poco importante, las elecciones generales lo dirán, cuando el pueblo en su conjunto tanto los que votan como los que no votan, se expresen de distintas maneras y, o apoyen la concertación o apoyen a la derecha pinochetista, y en este ultimo caso, terminen de una manera radical, que si bien como izquierda nos nos gustará, con el oprobio y la verguenza de la traición socialdemócrata.
Si el pueblo opta por la derecha pinochetista, es el fracaso del modelo democrático tradicional, del partido socialdemócrata primero, pero también del partido de la izquierda histórica tradicional, que apela a una cierta mística anti-dictadura para deterner en el fondo el deseo de las masas de romper con la concertación a todo evento.
Pero no nos adelantemos, lo que pase realmente en las presidenciales, los números, las correlaciones de fuerza, las inflexiones de la lucha de clases nos los dirá.
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