miércoles, 4 de marzo de 2009

A PROPÓSITO DE LA RIGUROSIDAD DE LA VIDA Y DEL ANÁLISIS CON RESPECTO A LAS COSAS


X Fesal Chain, poeta, narrador y sociólogo

Qué pasa en el Chile de estos días por la pupila de la izquierda. La Habana pasa por la pupila de la izquierda, de la social democracia de viejo cuño y de la novísima. Michelle Bachelet rondando las calles de la Habana junto a Max Marambio, junto a Tellier, junto a la izquierda siloista, junto a los escritores comunistas, junto a los socialistas desgajados.

Todos juntos, como la canción de los viejos Jaivas, preparando los nuevos-antiguos pactos. La ansiada unidad de la izquierda para los dirigentes de los 70 y 80, una vuelta de tuerca para los históricos dirigentes, bajo los mismos cielos de Raúl.

No hay que caer en los tan típicos análisis del momiaje chileno, de la paternidad cubana sobre la izquierda, para darse cuenta de que la izquierda completa, o una buena parte de ella se ha reunido en La Habana y se ha reunido con la dirigencia del Partido Comunista Cubano, en este nuevo viraje de la izquierda histórica hacia la concertación y de aceptación de la concertación de los viejos rebeldes. Y que si el PC cubano los ha acogido, es porque de alguna u otra manera está de acuerdo en este nuevo diálogo. 

Por lo demás no es misterio que ya vimos en la plaza de la Constitución y en un fenecido y recordado restaurante concertacionista a Silvio con Michelle, a Silvio apoyando la campaña de Michelle. A propósito, un viejo militante comunista de la población Exequiel Fernández lloraba cuando supo que la Nueva Trova apoyaba al viejo liberalismo chileno, ahora remozado por la neo derecha concertacionista.

Uno que es un simple observador, no puede tener datos duros de las conversaciones entre los personeros, pero este diseño algo traerá entre manos. Es decir que los dirigentes históricos pretenderán que el fracasado pacto por omisión, esta vez si resulte. 

Es decir que efectivamente la izquierda extra parlamentaria, saque parlamentarios y que el total de la suma de votantes, esta vez si haga ganar a la concertación, en las presidenciales y parlamentarias. Ese sería, desde la pupila de la izquierda unida bajo los cielos de Raúl, un triunfo de toda la izquierda incluida la comunista, contra la derecha (pinochetista). Total no vengan ahora con sutilezas, dirán ellos, de lo que se trata es que no gane el pinochetismo nuevamente.

Pero como ya hace un tiempo vengo escribiendo, la cuestión es que si este diseño, huelga decir nuevamente, es realmente un triunfo o es lo que se denomina una victoria pírrica, es decir una victoria con enormes costos para el pueblo y la izquierda en su conjunto, y para toda la izquierda, pero especialmente la histórica es decir la que no estaba hace algún tiempo en la concertación y que hoy camina hacia ella más allá de las declaraciones. 

Qué es una derrota y qué es un triunfo, todo depende de una cuestión fundamental, que al parecer a la izquierda histórica se le ha olvidado completamente: Un certero diagnóstico del estado de la lucha de clases nacional y continental y la situación de crisis del modelo de dominación capitalista a nivel mundial. El punto es en qué período de la lucha de clases estamos realmente. Y en relación a esta caracterización fundamental contemplar el problema de construcción del poder del pueblo y de la izquierda. 

La cuestión central es si es posible y realista construir pueblo organizado e izquierda de manera autónoma de la concertación. Que en este intento serio y sistemático gane la derecha, y fracase la concertación, es a mi modo una etapa necesaria e ineludible para la construcción de la autonomía del pueblo y de una izquierda real. Nuestro adversario principal en la coyuntura es la concertación, si construimos una izquierda autónoma y con fuerza social propia será posible ir avanzando sobre la derecha misma. 

Sin embargo, las tesis de la profundización democrática, hoy más que nunca están siendo usadas para justificar cualquier cosa menos la construcción del poder del pueblo y la autonomía de éste y la izquierda con respecto a los de arriba. 

Durante la Unidad Popular lo que realmente se discutía era los métodos por los cuales construir el poder popular y la autonomía de la clase trabajadora y de la izquierda en esta construcción, no se discutía la estrategia, lo que se proponía construir. Al respecto, famosa es la frase de Salvador Allende en relación al Ché, que afirmaba que buscaban los fines por distintos medios. 

Hoy el Partido Comunista de Chile no puede, no tiene fundamento alguno para afirmar tal cosa con respecto a la concertación. El tan manido y mal usado fundamento de que los comunistas son capaces de realizar amplias alianzas en beneficio popular hoy no tiene asidero. 

Y esto es muy simple de entender. La concertación no es de manera alguna la Unidad Popular, no representa el ascenso de las clases y de la lucha social y el acceso de las mayorías al poder del estado. El programa de la concertación no es de manera alguna de construcción de un camino al socialismo. 

Pero bien, no es sólo eso. Es cierto que el mundo ha cambiado y el país también, en estos 36 años post golpe. Pero no sólo ha cambiado en lo que respecta a la dominación de la burguesía financiera y productiva sobre la totalidad del cuerpo social y a la globalización del capital financiero a nivel mundial, no sólo ha cambiado porque el socialismo real sucumbió en casi todo el mundo. 

También ha cambiado, porque ya hace bastante tiempo las luchas sociales han retomado su potencia, se han reconstruido de un modo también nuevo, tanto organizativa como estratégicamente, con nuevos planteamientos y programas, por mucho que los enemigos y adversarios del mundo popular y de los trabajadores digan que esos países han vuelto atrás a modelos desgastados y anquilosados. No es motivo de este artículo hacer un análisis de los procesos ecuatoriano, venezolano y boliviano, por nombrar algunos, pero efectivamente estas experiencias tienen nuevos derroteros y modos de realización con respecto la izquierda de los 60 y 70.

Con lo anterior quiero decir que lo que está pasando con la izquierda en Chile no tiene ninguna relación con la caída del modelo neo monetarista a nivel global, ni con los procesos de lucha de clases a nivel continental ni con las reactualizaciones de la izquierda de América latina, ni con un sistemático y porque no decirlo, científico análisis de la realidad social y del estado de la lucha de clases a nivel nacional.

Tampoco es motivo de este artículo hacer un balance pormenorizado del estado de la lucha política nacional, de lo que en definitiva es la lucha ínter burguesa y la conformación de destacamentos o alianzas de los de arriba. Ya lo he realizado de manera parcial en muchos artículos, lo que requiero reafirmar es que la izquierda histórica ha renunciado a todo análisis y a la acción social y política de construcción de una estrategia revolucionaria con nuevos contenidos y formas de organización del mundo social.

Los dirigentes del PC ni siquiera rozan en sus planteamientos de los distintos Plenos y en sus apariciones públicas, los conceptos básicos de cualquier análisis revolucionario clásico y actualizado.

Se contentan con quedarse en una proclama muy antojadiza de la ruptura de la exclusión de los dominantes y del sistema político que han construido, en una muy superficial caracterización del bloque dominante como más y menos reaccionarios y han realizado los más variados y porfiados intentos, siempre divorciados del mundo social y de la construcción y acumulación de fuerza social, por establecer alianzas con la concertación para romper con el cerco institucional. Además las negociaciones políticas han sido de muy mala calidad: El Pacto por omisión no rindió ningún resultado realmente nuevo y de empoderamiento popular y de la izquierda y tampoco abrió de manera importante flancos de poder nuevo para el Partido y el Podemos. Al respecto lo invito a leer mis análisis electorales en las páginas de Generación 80 en Internet. 

Finalmente y siempre ha sido mi espíritu y también mi estilo, el de elevar el debate, y demostrar que el grupo dirigencial del Partido Comunista no realiza un análisis sistemático y que con sus actos voluntaristas divorciados del mundo social lo que está haciendo es perderse una oportunidad histórica y hacerla perder al pueblo, de realmente construir fuerza social revolucionaria e incidir como un vector en la lucha política de clases a favor de la clase trabajadora. 

Mas encima, con la capacidad que tiene el aparato y la maquinaria dirigencial ha sabido arrastrar a la izquierda continental o al menos a parte de ella a esta especie de supuesta renovación y nueva capacidad de maniobra. tratando de mostrar ya hace mucho tiempo que la concertación y el bacheletismo son realmente progresistas y que construyen un camino de reformas parciales sino al socialismo a un estado de justicia social e igualdad mayor en Chile y que la alianza con esta es una operación política beneficiosa para las mayorías.

Los más preclaros dirigentes de la izquierda continental que aún puedan quedar y los cuadros y militantes que si realizan análisis serios y con vocación de poder, saben que esto es ilusión y que la estrategia de la dirigencia actual del PC chileno, fruto de la falta de análisis riguroso, que se convierte en voluntarismo y aparece como oportunismo y que da como resultado un escaso anclaje de la izquierda histórica en el mundo social y de los trabajadores y una nula capacidad de transformación del estado actual de las cosas, será acaso la última derrota que los viejos actores de la izquierda asestarán a la propia izquierda y al pueblo, dejándolo a merced de las burguesías y de su proyecto neoliberal y capitalista de crecimiento y desarrollo.