jueves, 30 de julio de 2009

Arrate, Navarro y Enríquez Ominami, la izquierda de viejo cuño


En mi artículo "La política de la izquierda como hojarasca", dejé deliberadamente afuera el fenónemo del desgaje del Partido Socialista unificado en 1989, por parte de las facciones de Arrate, Navarro y Enríquez Ominami. No es casual que la totalidad de las candidaturas de la izquierda "extra-concertación" que efectivamente concursarán en Diciembre, sean todas comandadas por ex socialistas, que en algún momento se desafiliaron del Partido.

No es imposible caracterizar cada una de las facciones, hoy candidaturas y fuerzas políticas que conforman la tríada Arrate, Navarro, Enríquez-Ominami, pero lo más importante es que matices más, matices menos, estas alternativas, son fruto de un quiebre moderado del P. Socialista unificado en 1989. Y que no está de más decirlo, más que producto de fuertes diferencias ideológicas, de programa o estrategia, son en lo fundamental producto de la imposibilidad de estas facciones, vía su propias maquinarias, de ejercer un poder efectivo al interior del Partido e incidir en el proyecto, la política de alianzas y electoral del PS.

Sin entrar en detalles, podemos caracterizar a las fracciones hoy autónomas de la matriz original, como tendencias internas del PS que no fueron capaces de, ni por separado ni unidas, de desbancar a la dirección Escalonista, su proyecto y su alianza con el resto de las tendencias internas.


En un muy buen resumen de Wikipedia, la enciclopedia libre, se describen en detalle las tendencias que hasta el año 2008 formaban parte del P. Socialista, de las que destaco las más importantes:

La Nueva Izquierda

Nace a partir del PS Almeyda, organizándose en torno a la figura de Camilo Escalona y a algunos de los dirigentes de la Izquierda Cristiana, como Luis Maira y Jaime Naranjo. (...) Hoy como nunca antes están en el estado (N.del A.) Tiene integrantes de sus filas como Osvaldo Andrade, que es ministro del Trabajo, los parlamentarios Pedro Muñoz e Iván Paredes y la propia Presidenta de la República, Michelle Bachelet. Actualmente encabezan la dirección del PS, (con un) sector de la Nueva Izquierda que permaneció fiel a Camilo Escalona, el sector de la Megatendencia de Marcelo Schilling (...)y el Tercerismo. Para las próximas elecciones presidenciales de 2009 (...) respalda a Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Megatendencia

Conocida también como la renovación, nace en 1995 cuando dos grupos liderados por Ricardo Núñez y Jorge Arrate se unieron para enfrentar la candidatura de Escalona, sumándose algunos dirigentes históricos del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), como José Antonio Viera-Gallo, Jaime Gazmuri, José Miguel Insulza y Carlos Montes. (...) Se le puede considerar sucesora del PS Núñez. Representante de los sectores socialistas más renovados y económicamente más liberales.(...) Para las próximas elecciones presidenciales de 2009 (...) respalda a Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Tercerismo

Desprendida del PS Almeyda, en sus inicios se estructuró como una tercera posición entre la Nueva Izquierda y la Megatendencia (...).Dirigida por Germán Correa (...) hoy es una de las corrientes más renovadas en todos los aspectos. (...) Cuenta entre sus líderes a figuras de gran influencia interna, como el ex ministro y actual vicepresidente, Ricardo Solari, quien además jugó un importante rol en el comando de la campaña presidencial de Bachelet. Algunas de sus figuras emblemáticas han sido Jaime Pérez de Arce, Juan Pablo Letelier y Alejandro Navarro, quien a posteriori abandonó el sector para crear su propia corriente, el Movimiento Amplio Socialista (MAS), y actualmente el propio PS para crear su propio partido, el Movimiento Amplio Social. (...) Al igual que Nueva Izquierda y Megatendencia, respalda a Eduardo Frei Ruiz-Tagle para las próximas elecciones presidenciales.

Grandes Alamedas

(...)Encabezada por la diputada Isabel Allende, esta corriente constituye una heterogénea combinación de fuerzas: ex renovados contrarios a Escalona, como la propia diputada Allende, los senadores Jaime Gazmuri y Carlos Ominami, los diputados Fulvio Rossi y Carlos Montes, Jorge Arrate y Alfonso Guerra; ex miembros de Nueva Izquierda, como Sergio Aguiló, Fanny Pollarolo, Gonzalo Martner; y ex Terceristas como Germán Correa . En la actualidad constituye el principal referente opositor a la mesa encabezada por el pacto entre Nueva Izquierda, renovados y terceristas. Para las próximas elecciones presidenciales de 2009, esta corriente se encuentra fraccionada entre dos grupos: uno mayoritario encabezado por la diputada Allende que se suma a la determinación de la Convención presidencial del Partido, apoyando a Eduardo Frei Ruiz-Tagle y un pequeño sector más joven que promueve el nombre de Marco Enríquez-Ominami, quien durante su permanencia en el PS estuvo siempre vinculado a esta corriente, junto a su padre Carlos Ominami.

Movimiento Amplio Socialista

(...) Liderada por el entonces tercerista, senador Alejandro Navarro, y que enfrentó las elecciones de abril de 2008 llevando su propia lista que aglutinó a algunos de los sectores más críticos de la conducción de Escalona y de la orientación neoliberal que, a su juicio, habrían tomado los gobiernos de la Concertación. En noviembre de 2008, Navarro junto a un centenar de integrantes de esta corriente renunciaron a su militancia en el Partido y se escindieron en un nuevo partido político actualmente en proceso de inscripción, el Movimiento Amplio Social. (...)Apoya a Navarro como su candidato presidencial. (1)


Más allá de este exhaustiva descripción, que a mi juicio es importante para entender la génesis de las actuales candidaturas "críticas" en el seno de la izquierda extra-concertacionista y quienes son los actores "realmente", más allá de su declaraciones, podemos a partir de ella entender la conformación ideológica y política de estas candidaturas y su accionar futuro.

En términos generales, podemos afirmar que cada una de las candidaturas extra-concertación , provienen de la concertación y específicamente del desgaje del PS. Esto no es menor. Distinto sería el escenario si existiera una candidatura o varias que fueran totalmente autónomas de la propia concertación. Al respecto es explicable este fenómeno, en tanto realmente como lo afirmo en el artículo La Política de la izquierda como hojarasca, no hay izquierda autónoma de lo que ha sido la estrategia democrático-burguesa, toda la izquierda es o ha sido aliada de la DC y su estrategia.

En el sentido de lo anterior, la crítica a la concertación por parte esta "novísima" izquierda no concertacionista, independientemente de sus programas, que tantas veces en la política son letra muerta, no podría ser demasiado radical ni apuntará nunca a una estrategia de autonomía proletaria o de conformación de una fuerza real de los trabajadores. Son depositarios de 20 años de hacer política palaciega desde el estado y fundamentalmente depositarios de la renovación socialista.

Partiendo por Jorge Arrate, fundador de la renovación , quien fuera el delfín de Carlos Altamirano en su giro a la socialdemocracia desde París, luego de su desencanto de los socialismos reales, en especial el Alemán. Hoy Jorge Arrate, da un nuevo giro hacia las posiciones comunistas, pero desde luego no es un giro en 180 grados, ya que el propio PC de Teillier y Carmona, también han dado un giro hacia la derecha. Se encuentran en la medianía de un proyecto de grandes ambiguedades, una especie de agitación y propaganda de principios estatizantes y socializantes sin base de sustentación social, es decir de conformación de fuerza social y a la hora de los apoyos políticos, esta candidatura o al menos las fuerzas políticas que la sustentan, votarán más allá de su palabras por Eduardo Frei Ruiz Tagle en la segunda vuelta electoral.

Alejandro Navarro proviene del tercerismo, evidentemente es más crítico que Arrate de las políticas neoliberales, pero y más allá de los grupos que componen su Partido el MAS o de los apoyos y relaciones con el Chavismo, sigue siendo una apuesta socialdemócrata. El mismo y no creo que por razones tácticas, ha afirmado su lealtad al gobierno de Michelle Bachelet o al menos a la propia mandataria, dando a entender que no tiene grandes distancias con la estrategia de esta, de la Red Social y de la equidad y la deflación de los bolsones de pobreza.No podemos olvidar que Navarro proviene del Almeydismo, al igual que la mandataria. Osvaldo Andrade, Solari y otros que también vienen de allí y que fueron los "jóvenes" de dicho partido, también muestran una radicalización del discurso y pertenecen al igual que Navarro a los autoflagelantes de la concertación, pero a la hora de gobernar o tener responsabilidades ejecutivas, han propuesto reformas muy parciales, dentro de la estrategia general de la concertación. Navarro se ha retirado, pero el mismo afirma que su proyecto es una nueva concertación, más a la izquierda que la primera, más cercana a los que fueron sus principios fundadores, pero que contempla a todos los sectores primigenios y acaso una política más social que de mercado.

Enríquez Ominami y Carlos Ominami son liberales, eso es indesmentible. Su candidatura que ha tenido mayor revuelo y popularidad que la de Navarro, se parece mucho a una operatoria de la elite de la izquierda, anti Tironi, y crítica del Laguismo. Esta, más bien prefigura y expresa una fuerte pugna entre los socialistas liberales y los ex mapu y los laguistas. Es más bien una pugna clara y pura de poder al interior de la socialdemocracia, más que una diferenciación ideológica.

Que no se confundan ni los electores, ni los cuadros políticos ni los analistas. Este proceso de descomposición socialista, y su expresión en candidaturas extra-concertación es primero, la manera histórica de los propios socialistas de resolver sus problemas de hegemonía de las fracciones al interior del Partido. Hay innumerables ejemplos de esto. La historia del socialismo chileno, no es sino la historia de sus divisiones, fraccionamiento y procesos de unidad.

Segundo, es la expresión de la descomposición concertacionista por la izquierda, donde las divisiones del PS han sido más fuertes y de mayor envergadura que las división democristiana con el caso Zaldivar.

Tercero, es la expresión de una pugna entre estos sectores "críticos" y Escalona y los príncipes socialistas, que impusieron sin remilgos al interior del Partido, la candidatura de Eduardo Frei Ruiz Tagle.

Finalmente también es una expresión de las diferencias ideológicas, en el sentido de que parte de los sectores críticos tiene una apuesta mayor por "lo social" frente al "mercado", no en el caso de Enríquez Ominami, pero si en los casos de Arrate y Navarro, pero esto no configura ni mucho menos una apuesta socialista al estilo los socialismos latinoamericanos en boga, ni tampoco lo que fue la apuesta Allendista actualizada.

De esta manera e incluso más allá de lo que estas candidaturas hagan en una segunda vuelta electoral, me atrevo a decir que no hay nada nuevo bajo el sol de Chile, y que estas incipientes fuerzas políticas que a lo más llegarán al 10% o al 13% en total, no son la génesis de una nueva propuesta de la izquierda chilena para el Siglo XXI, sino la crisis de esta izquierda de viejo cuño y la descomposición y la división de la ya fracasada apuesta concertacionista. Es la muerte de lo viejo y no el nacimiento de lo nuevo. Sin temor a lo que viene, que es el vacío histórico del proyecto de la izquierda, deberemos movernos por nuevos derroteros, que al menos ya sabemos no son lo anteriores, el futuro nos espera expectante.



(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Socialista_de_Chile

miércoles, 29 de julio de 2009

La política de la izquierda como hojarasca

x Fesal Chain

"De pronto, como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos, rastrojos de una guerra civil que cada vez parecía más remota e inverosímil, la hojarasca era implacable. Todo lo contaminaba de su revuelto olor multitudinario, olor de secreción a flor de piel y de recóndita muerte. En menos de un año arrojó sobre el pueblo los escombros de numerosas catástrofes anteriores a ella misma, esparció en las calles su confusa carga de desperdicios. Y esos desperdicios, precipitadamente al compás atolondrado e imprevisto de la tormenta, se iban seleccionando, individualizándose, hasta convertir lo que fue un callejón con un río en un extremo y un corral para los muertos en el otro, en un pueblo diferente y complicado,hecho con los desperdicios de los otros pueblos".

La hojarasca

Gabriel García Márquez


Desde el preciso momento en que murió Salvador Allende en La Moneda, el 11 de septiembre de 1973 y pasando por la muerte de Miguel Enríquez en los techos de la casa celeste de Santa Fé, el 5 de octubre de 1974, comenzó la deblacle de la izquierda chilena en su conjunto, tanto de la reformista histórica en sus dos vertientes (PS-PC) como de la izquierda revolucionaria. Acaso todos los intentos por conducir a las fuerzas sociales democráticas desde el mismo 11, fue una seguidilla de derrotas parciales, que fueron conformando una derrota estratégica de proporciones históricas. No es el caso detallar las derrotas tácticas, sino mostrar en una especie de plano figurativo, la suma de la política del error, tanto frente a la derecha republicana, frente al fascismo golpista y genocida y frente a la burguesía democrática, lease la DC.

La discusión, simbólica para este análisis, entre Miguel y el Presidente Allende desde 1966 a 1973, no se resolvió nunca. Entre tanto, la ultraderecha y la democracia cristiana se unificaron para el golpe y asestaron una derrota al proceso de la UP, a la revolución chilena "de vino tinto y empanadas", a las fuerzas sociales democráticas y proletarias, a la izquierda reformista histórica y al proyecto revolucionario.

En la década de los 80 la izquierda dividida aún entre reformistas y revolucionarios populares, fueron configurando tácticas y estrategias, que raya para la suma, no lograron hacer de sus destacamentos dirección de la lucha antifascista, ni de los movimientos de masas y sociales que eventualmente y por cuenta propia, se levantaron en los territorios sociales y políticos contra la dictadura.

La izquierda tanto en su versión Aliancista, como Democrática Popular, fueron finamente el vagón de cola de la estrategia democrático-burguesa de la DC y de los sectores medios. Incluso toda la renovación socialista incluída, por más que se le quiera dar importancia o preeminencia al MAPU en su distintas versiones, o al Laguismo, o al Altamiranismo-Arratista. Ningún sector de la izquierda renovada realmente le dió dirección a este proceso. Fue más bien la DC,la Iglesia y el Departamento de Estado los conductores, y un sector de la derecha "antipinochetista", expresada en el MUN de Allamand y en su alianza con los sectores corporativos de Jarpa. Los primeros desde la izquierda del MDP en subirse al carro de la "victoria" democrática-burguesa, fue el Almeydismo del MDP, que sin remilgos, dejó a su aliado histórico el PC y siguió la estrategia señalada.

La izquierda democrática popular restante, PC-MIR, perdió política y militarmente su apuesta.

El triunfo del NO, fue el triunfo de la conducción burguesa, que luego acogió a toda la izquierda chilena en su seno, en la Concertación de partidos por el No y luego por la Democracia, a excepción del Partido Comunista dirigido por Gladys Marín, un partido pequeño de la izquierda histórica que hasta el año de la muerte de su Secretaria general y luego Presidenta, aún, y recogiendo las concepciones de la Rebelión Popular de Masas, tenía como voluntad política aunar a las fuerzas y destacamentos políticos anticapitalistas,tanto antiderecha como anticoncertación.

Con la Unidad Socialista no quedó practicamente ningún destacamento de la izquierda ajeno a formar parte de la estrategia de un bloque por los cambios de carácter social-demócrata liberal populista, bajo la luz modernizadora de la revolución silenciosa pinochetista. Esta vez sin hacerse parte de manera directa de la estrategia democrático-burguesa, sino como Unidad de la Izquierda. Desde la Renovación Socialista en su conjunto (Bloque por el Socialismo, Convergencia, PS Nuñez, Suizos) al MIR, pasando por el MAPU y sus distintas fracciones, el PR y amplios sectores PC y todas las facciones socialistas no renovadas, divididas después del golpe (Almeydismo, CNR, PSU, Comandantes, Salvador Allende) y del llamado Congreso de Argel, formaron el nuevo PS.

La fuerza de la burguesía democrática chilena, la que dió el golpe unificada a la ultraderecha y que luego se escindió del bloque alessandrista-pinochetista
en 1976, es enorme y determinante para toda la política chilena. Ha logrado seducir a toda la izquierda en su estrategia de desarrollo. Defendiendo el modelo político- económico-social pinochetista,reformado, y levantando las banderas de la gobernabilidad y de la necesaria política de mayorías. Faltaba el PC de Marín. Ya muerta ella, los sectores socialdemócratas del comunismo, Teillier y Carmona, tomaron públicamente las banderas tantas veces ofrecidas en privado.

Así la historia de la izquierda chilena desde 1973 hasta hoy, año 2009, es la historia de la subsumisión de toda ella, con más o menos retraso, a las políticas de la burguesía democrática, que en esencia no son sino, las políticas reformadas de la derecha republicana y de la ultraderecha pinochetista.

Todos juntos, en un solo bloque, ya no hay tres tercios en la política chilena, sino un sólo bloque de dominación burgués, en donde los democráticos burgueses, bajo el Programa remozado del pinochetismo, reitero, dirigen al resto de los destacamentos del centro y de izquierda, reformista y antiguamente revolucionaria.

Por eso es tan fuerte en el imaginario colectivo, el llamado a vencer a Piñera o a la derecha, tanto en su versión "centrista" como "ultra". El llamado de la Selva, no es sino el llamado de la burguesía democrática a continuar la senda de desarrollo, político económico y social de los últimos 20 años, y de continuar comandando el bloque político administrador de la dominación pinochetista y burguesa de derecha.

La Democracia Cristiana aliada a la socialdemocracia liberal de izquierda, que ya es toda la izquierda, no desea perder no sólo el comando político del proyecto de desarrollo, sino y fundamentalmente, no quiere por ningún motivo, que exista alguna izquierda en este Chile y en el del futuro, que sea autónoma de la burguesía democrática y que levante algún proyecto socializante, ni como el de Allende, ni menos como el que levantó el MIR o el PC de los años 80.

Así hoy la izquierda es una hojarasca. Vendida ideológicamente a la compañía bananera y al canto de las sirenas democrático-burguesas y parafraseando a García Márquez, se encuentra revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de viejos sueños, rastrojos de una guerra civil que cada vez parece más remota e inverosímil. La izquierda para desgracia de millones, es una hojarasca implacable. Todo lo contamina de su revuelto olor multitudinario, olor de secreción a flor de piel y de recóndita muerte.