miércoles, 27 de agosto de 2008

La izquierda hoy, la izquierda ayer

X Fesal Chain

...nuestra canción
es fuego de puro amor
es palomo palomar,
olivo del olivar
es el canto universal
cadena que hará triunfar
el derecho de vivir en paz.

Víctor Jara


Muchas veces en el imaginario de la izquierda histórica, está el pasado. Quienes nos sentimos y actuamos en la izquierda, utilizamos el pasado, en imágenes, en música, en el arte visual, en los conceptos. Y muchas, pero muchas veces, las personas nos relacionan con el pasado, pero especialmente, como si "nos quedáramos en el pasado".

Yo discrepo, pero a su vez entiendo lo que le pasa a las personas con nuestros iconos, nuestros intelectuales, nuestros artistas. Entiendo que el imaginario del país lo ocupan muchos símbolos, muchos iconos pop, por decirlo de alguna manera. No solamente Allende, Víctor Jara, Violeta Parra o Neruda, por nombrar algunos artistas, intelectuales y políticos de la izquierda. De hecho la concertación, la alianza de socialistas y democratacristianos, ha instalado personajes que son propios de su cultura específica y que han estado presente, desde su perspectiva, en la construcción de país, el Padre Hurtado, Eduardo Frei Montalva, por nombrar los mas importantes.

Pero también y saliéndonos de la lógica política y cultural tradicional, las personas más allá de sus ideologías, adscripciones, etnias, clases o religiones han ido poniendo, como en una especie de rompecabezas, las piezas de su imaginario en la mesa del país. El Chile de la posmodernidad pone y saca piezas del puzzle, con personajes menos relevantes para la historia de la nación, pero más importantes para la historia personal o de un período, o quizás más vistos en la televisión, escuchados en la radio, leídos en las revistas de farándula. Don Francisco, por ejemplo, es un personaje nacional, capaz de llenar un estadio y convocar a millones a una jornada de caridad. Y a veces la juventud, indistintamente de su clase social, es más convocada por un grupo rock, de ska o de otros ritmos, que por un político o un poeta. Así se ha construido la posmodernidad, mediatizada.

Pero volviendo a la izquierda. Discrepo que ésta se quede en el pasado. Lo que sucede es que sus más grandes figuras son parte de la historia y cuando los izquierdistas ocupamos, en el mejor sentido de la palabra, sus imágenes, sus palabras, su música, remitimos a que hemos sido parte de la construcción histórica de Chile. Y que esta construcción es parte también del presente, somos los chilenos y chilenas herederos de sus actos y pensamientos. Y también es cierto que la izquierda levanta figuras muertas, no en vano en los últimos 35 años al menos, nuestros más grandes líderes o fueron impelidos a la muerte o derechamente asesinados. Y nuestros poetas y cantores populares también. Y no estamos hablando de los primeros años de la dictadura sino durante la totalidad de años que esta duró. El último líder político y social de la izquierda asesinado por sus ideas, lo fue el año 1989.

La batalla de las ideas no está sólo en la política. También en la cultura y el arte y en los medios de comunicación. Y desde símbolos y discursos nuestros pero mostrados en su verdadero despliegue y desarrollo. Qué joven y cuántos saben realmente que Víctor Jara experimentó en el rock y en el teatro moderno, justamente con VietRock, o que realizo música incidental de una actualidad enorme como los movimientos de La Remolienda, que la Discoteca del Cantar Popular DICAP, acogió a grupos como Los Blops, que desarrollaron una extensa discografía del música progresiva, de una gran calidad. O que la editorial Quimantú y otras editoriales estuvieron plagadas de escritores jóvenes que pudieron sacar obras experimentales, nunca antes leídas en Chile y que tienen un valor de innovación aún, como Buenas Noches Los Pastores, de Patricio Manns, por ejemplo. O qué fue co-dirigida por el poeta Alfonso Alcalde, con el cual Andrés Pérez trabajo arduamente en la obra La Consagración de la pobreza adaptada y llevada a escena con un éxito considerable, en estos tiempos. Eso en el ámbito de las artes y la cultura como actividad específica.

Y la cultura también se construye desde el conocimiento y el trabajo. En ese sentido también es un deber nuestro mostrar que los jóvenes de los 60, 70 y 80 que murieron en la lucha contra la dictadura, fueron no solamente combatientes, que ya es bastante decir, sino muchos de ellos, profesionales notables, con doctorados y estudios de pre y postgrado en centros importantes como la Universidad de Chile, la CEPAL, investigadores, profesores, ingenieros, médicos, sociólogos, que de estar vivos en una patria socialista o de mayores grados de libertad y pluralismo, trabajarían en sectores de punta de la economía, aportando sus conocimientos para el desarrollo y crecimiento de Chile.

En este ámbito, sin lugar a dudas y así fue, murieron muchos de los mejores. Una anécdota tremenda es que Miguel Enríquez, medico, secretario general del MIR, con su especialización en neurología, ya en 1973-74 estaba leyendo y estudiando sistémica, cibernética de primer y segundo orden, la base del conocimiento científico técnico de la informática y de los nuevos estudios de cognición, evidentemente no era el único. O que Ignacio Valenzuela Pohorecky, comandante del FPMR que fue asesinado por la CNI a los 30 años, ya había trabajado en programas de la CEPAL, en el Banco del Desarrollo, y había realizado estudios de postgrado en la Universidad Complutense de Madrid y en Escolatina, ambos primerísimos alumnos de su generación en el pregrado.

¿Qué quiero decir con todo lo anterior?, que muchas de las historias reales, lo que está detrás del mito oficial ya alargado por al menos 40 años de una izquierda anquilosada, rígida, e ineficiente, es que la izquierda chilena fue extremadamente innovadora y capaz y muy superior a muchos y que lo somos hoy, y lo seríamos de nuevo en altas, medianas o pequeñas esferas de poder, en la reorganización del estado, de la cultura, de las artes, de la patria entera. Eso es lo que hay que comunicar.

Si podemos admitir un error fundamental, al menos yo lo creo así, es la incapacidad nuestra de hacer masiva o lo más masiva posible, la historia de nuestros cuadros, de nuestros artistas, intelectuales, profesionales y técnicos. Y la historia tan escondida de nuestros trabajadores, de como fueron buenos, capaces, organizadores en las empresas socializadas y volverían a serlo. Desterrar el mito sobre la izquierda histórica y especialmente sobre los comunistas y de la cultura comunista en general, que nos hemos anclado en el pasado o que sabemos solo estar en contra. Hemos sido parte de la historia y lo seguiremos siendo, pero no una parte menor, no una parte mediocre, hemos sido una parte fundamental de la construcción del imaginario cultural de Chile, en el más amplio sentido de la palabra, como el hacer de un pueblo.

Y si hoy aún nos falta actualización y mayor incidencia, es porque en buena medida nos mataron a los mejores cuadros en los últimos 30 años y porque hemos estado afuera de la organización de la patria ya por mucho tiempo. Pero lo que ellos hicieron no es una nostalgia, es una energía real, del mundo de las ideas y de la herencia cultural que muchos jóvenes, recogimos en su momento y otros lo hacen hoy y lo seguirán haciendo. Porque hay una cuestión que no te la da la ideología o el seguimiento dogmático de ciertos preceptos de la economía tan en boga hoy, las técnicas en último caso se aprenden, Que es el pensar. La formación de cómo pensar, de cómo acercarse a los fenómenos, de cómo innovar y realizar los cambios, esa es una cuestión que justamente, nuestros muertos, pero no sólo ellos, nuestros compañeros y compañeras que sobrevivieron y que gobernaron Chile, y que fueron los que organizaron la resistencia, nos dejan y nos han dejado como herencia.

Es cierto, la cuestión es reactualizar los conocimientos, pero por seguro esto se hará sobre terreno fértil y nunca transando los principios. ¿Quien dijo que para ser bueno en lo tuyo, tienes que ser liberal, dominante y fascista, o liberal-socialdemócrata y transar la igualdad y la justicia y obnubilarte con las técnicas de la dominación burguesa?

Y eso es lo que debemos decirle a Chile, a los jóvenes a, todos quienes tengan el mito de una izquierda ya fenecida o sin bajage. Desterrar los mitos, también es mostrar por que los nuestros son iconos, el por qué llegaron ahí, es decir mostrar su trayectoria, su vida. Cuando las personas se dan cuenta que los mas preclaros tomaron el camino nuestro y que los más preparados e innovadores dieron pelea frontal, entienden que la izquierda a pesar de estos tiempos de relativa depresión, siempre ha sido y será el espacio del cambio, el espacio históricamente posible de realizar innovación y de aquellos con mayor sensibilidad y capacidad cognitiva para salir de sí mismos, mirar a los otros e incluso dar la vida por los demás.

Finalmente y esto es una tarea urgente y es que porque los que sobrevivimos tenemos el techo alto, no sólo basta decir que uno es de izquierda, hay que comportarse como tal y honrar siempre a los nuestros y si cometemos errores o a veces somos demasiado humanos en nuestras debilidades y limitaciones, bueno, a dar la cara, rehacer el camino, no volver a errar en lo posible y seguir adelante con lo mejor de lo nuestro. En esto hay que ser claros y como lo dice Daniel Jadue (1) en un artículo titulado Los Desafíos de la Izquierda Chilena, nuestra tarea para comunicar todo lo bueno que hemos tenido y que existe en ciernes hoy como herencia y está presente en muchos y muchas, solo será posible de realmente mostrar con transparencia si: "no nos comportamos iguales que aquellos a quienes tanto criticamos y somos iguales que aquellos a quienes decimos querer reemplazar para emancipar a nuestro pueblo y para trabajar por el mejoramiento de su calidad de vida, de sus expectativas y del cumplimiento de sus sueños".

Amigas y amigos, los que murieron o están vivos pero no en primera línea y lo dieron todo, fueron notables en ser ética , profesional o técnicamente superiores al enemigo, y descollaron en su humanidad y amplitud de criterio, seguir su camino es el imperativo.






(1) Daniel Jadue, Arquitecto y Sociólogo de la Universidad de Chile.
Artículo: Los Desafíos de la Izquierda Chilena
www. luisemiliorecabarren.cl

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